ALBERTO OLIVERAS

alberto_oliverasAlberto Oliveras Mestre nació el 27 de octubre de 1929 en el barcelonés barrio de Sants. Los primeros años de su vida transcurrieron junto a sus hermanos, Joaquín y Raquel, para después estudiar, como interno, en las Escuelas Pías de Sarrià. En la Universidad de Barcelona estudió Filosofía y Letras y Derecho, licenciándose en la primera carrera, pero no en la segunda, ya que, huyendo del asfixiante clima de la España de la época, decidió colgar los estudios para irse a Francia. “Me enamoré de París cuando era may joven. Fue mi primer peregrinaje. Vivía en Barcelona y, desde allí, nuestra capital se encontraba más en París que en Madrid. Eran los tiempos duros del franquismo y de la posguerra y, como estudiante, yo soñaba con el liberalismo, la democracia y la cultura”, explicaba en una entrevista sobre su primera etapa en la capital del Sena, donde conoció al cantautor Paco Ibáñez, que le presentó a muchos de sus amigos, entre ellos el pintor ampurdanés Salvador Dalí y el malagueño Pablo Picasso.

Apasionado por conocer lo que sucedía en el mundo, un curioso y joven Alberto vivió su primera aventura informativa durante un viaje a Viena, pero se estrenó verdaderamente como periodista en el gabinete de prensa de la Diputación de Barcelona, trabajo que le permitía dirigir la revista que había fundado; “San Jorge”. En 1956, ganó el Premio Ondas por la adaptación a la radio de su primera novela, “Nunca pasa nada”. Aquel premio le valió una oferta de la Ser para ser corresponsal de esta cadena en París, ciudad en la que el periodista se estableció en 1957 y desde donde ofrecía también sus crónicas para la revista “Destino”. Durante aquella época entrevistó a numerosos artistas e intelectuales franceses. Instalado en una casa del barrio de Montparnasse que había sido estudio del pintor italiano Amedeo Modigliani, Alberto se enamoró de una francesa, Danielle, directora de la revista “Cosmopolitan”, con la que se casó y tuvo una hija, Elsa.

Tres años después, y aunque siguió manteniendo su domicilio en París donde residía su esposa porque, según explicó, “entre nosotros siempre ha habido una gran independencia”, Oliveras abrió en Madrid un “despacho de ideas” para desarrollar, en asociación con un periodista francés amigo suyo, nuevos formatos audiovisuales. Primero vendieron un programa llamado “Mundorama”, que le valió un segundo Ondas en 1960, y después, la Cadena Ser adquirió el programa “Ustedes son formidables”. El gran periodista Joaquín Soler Serrano tenía que ser el conductor del programa, pero una apendicitis días antes de iniciar la emisión -el 18 de octubre de 1960- se lo impidió y fue Alberto quien asumió el reto de conducir un programa que se convertiría en uno de los grandes hitos radiofónicos de las ondas españolas. Eran los años del desarrollismo económico tras el durísimo y largo autarquismo franquista, los años en los que la radio reinaba en los hogares españoles, donde la televisión todavía era una rareza. “Yo inauguré el suspense en la radio. En aquellos años estaba de moda la voz aterciopelada y el torrente de palabras. Hice lo contrario: el silencio, el suspense... Y fue un éxito. Lo de menos era conseguir dinero para esto o aquello. Para mí, lo más importante era saber que creaba capacidad de convocatoria”, explicaba el propio Oliveras sobre su poder para hipnotizar a la audiencia y mover a la solidaridad a los oyentes. Y es que, durante 17 años, el programa, con su inconfundible sintonía de la “Sinfonía del Nuevo Mundo”, de Antonin Dvorak, estuvo en antena con récords de audiencia, consiguiendo recursos para las causas más diversas: desde paliar las terribles inundaciones del Valles, en 1962, hasta pagarle el billete a una mujer que quería viajar a Australia para abrazar al hijo que no veía desde hacia años, pasando por la reconstrucción de un asilo para ancianos o lograr que unos misioneros en el Congo se dieran el gustazo de comerse una paella. Según cuenta el periodista Màrius Carol en “La Vanguardia”, en una ocasión el régimen franquista sancionó a Oliveras apartándole un año de los micrófonos por haber tenido la osadía de pedir dinero a las grandes fortunas de la época para comprar medicamentos para niños. Como muchos de los ricos no respondieron y se coló la llamada de un funcionario diciendo que el programa había cometido un grave error al hacer aquella demanda, se produjeron manifestaciones airadas de oyentes contra la cicatería de los poderosos. El propio almirante Luis Carrero Blanco se quejó de que el periodista catalán hubiera llamado a las masas a la “subversión”.

Hombre de gran facilidad de palabra, a veces disparatado y fumador empedernido de “Gitanes”, Oliveras fue el creador del Club de Cultura de “ La Vanguardia” y miembro destacado de la Gauche Divine barcelonesa. Cuando se acabó la emisión de “Ustedes son formidables”, en 1977, pasó a Radio Nacional de España, donde hizo varios programas hasta que, el 14 de febrero de 1989, el entonces director de RN E, Enric Sopena, suprimió de un plumazo “Historias de medianoche”, que se emitía en Radio 5, por unas declaraciones de Oliveras en el programa “Protagonistas”, de Luis del Olmo, en las que calificaba a RTVE de “bodrio que no tiene arreglo” y pedía un replanteamiento del ente público.

Alto, fotogénico y dotado de unos profundísimos ojos azules, Oliveras tuvo también mucho éxito en televisión con programas como el popularísimo “La unión hace la fuerza” (1964), “Por tierras lejanas” (1981) -en el que narraba las experiencias de españoles en lugares de Asia y Sudamérica, en un anticipo del género que ahora hace furor entre las audiencias-, “La aventura humana” (1985) o la serie “Suspense”, basada en hechos reales. Cuatro años antes de que, en 1976, José Luis Balbín presentara “La clave”, Oliveras intentó que TVE emitiera esta adaptación del espacio francés “Dossiers de l’écran», pero los responsables de la cadena no se atrevieron.

A raíz de una serie de programas grabados en la India, a mediados de los 60, conoció a Vicente Ferrer, convirtiéndose en uno de los mejores divulgadores de la obra del misionero. La amistad que entabló con el le permitió rodar el documental “El hombre del paraguas” (1995) y escribir la biografía “Vicente Ferrer, una revolución silenciosa” (2000). Aficionado al frontón, la natación y las artes plásticas y enamorado de Mallorca, donde veraneaba, siguió rentabilizando profesionalmente su pasión viajera con programas de ese tipo para Telemadrid, Euskal Telebista y, de nuevo, TVE. En 1999, fue galardonado con un nuevo Ondas en reconocimiento a la larga carrera de este hombre apasionado y vital, que nunca perdió la calidez de su voz ni su talante cordial y entrañable. Abuelo de dos nietos, ya retirado y aquejado en los últimos años de una enfermedad crónica, falleció el 13 de octubre, a los 80 años de edad, en París.


VÍDEOS DE Alberto Oliveras
A continuación podemos ver un vídeo de Alberto Oliveras :





Fotos de Alberto Oliveras:



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