Inicio              Actrices          Hollywood         Deportes        Empresarios          Otros             Escritores         Ingenieros
     Militares             Moda                Música            Nobleza            Pintores            Políticos         Religiosos          Toreros


Alfonso III El Magno



BIOGRAFÍA DE Alfonso III El Magno:

Nombre real: Alfonso III El Magno
Profesion: Rey de Asturias.
Nacimiento: 838.
Lugar de Nacimiento: N/D


Estimulado por las conquistas de su padre, Ordoño I, que tomó las ciudades de León y Astorga, Alfonso III extenderá la frontera astur hasta el Valle del Duero, repoblando a su paso amplias áreas territoriales. Combatió a los nobles disidentes, contuvo los particularismos regionales y diezmó al enemigo islámico. Gracias a su vigorosa personalidad y a una sabia política de alianzas, pudo consolidar el reino astur, que alcanzó su máxima expansión y madurez bajo su mandato.

Sin embargo, no podemos reducir su biografía al terreno de la política, puesto que el Rey Magno fue además un gran impulsor de la cultura y de las artes, aspectos que completan el perfil del que fue probablemente el monarca más importante en la historia del reino astur.

La expansión territorial

En el año 866, inmediatamente después de la muerte de su progenitor, Alfonso III tuvo que afrontar la rebelión del conde gallego Fruela Bermúdez, que impidió su acceso al trono.

Refugiado en Castilla bajo la protección del conde Rodrigo, esperó a que los fideles regis dieran muerte al usurpador para recuperar el solio regio. Pero no terminaron ahí sus sobresaltos, ya que en el año 867, el Rey Magno tuvo que someter a los indómitos vascones.

Las revueltas nobiliarias y las tendencias separatistas que proliferan en los extremos occidental y oriental de su reino obligarán a Alfonso III a imponer su autoridad a través de un centralismo político que le permite mantener la cohesión de sus territorios. De cara al exterior, el Rey Magno se aprovecha de los sucesivos levantamientos de bereberes, árabes y muladíes contra el poder Omeya, firmando alianzas con los disidentes. Los Banu Qasi zaragozanos, Ibn Marwan en Mérida o Umar Ben Hafsun en la serranía de Ronda se convertirán en sus aliados ocasionales. Además, su matrimonio con Jimena le acerca a Pamplona, lo que le servirá para estabilizar la frontera oriental.

Inicia su campaña expansiva por el oeste, donde conquista el territorio que se extiende al sur del Miño, ocupando las ciudades de Oporto y Chaves en el 868. También caen Braga, Lamego y Viseo. Diez años más tarde alcanza la otra orilla del Duero y toma Coimbra, con lo que sitúa la frontera en el Mondego. Con motivo de la rebelión de Ben Hafsum, Alfonso III se interna por Sierra Morena, llegando hasta el Guadiana, donde derrota al emir Muhammad I en la batalla de Oxifer, que pondría punto final a su campaña occidental.

El Rey Magno va modelando una ideología justificadora de las conquistas. Barbero y Vigil señalan que fue rompiendo progresivamente las arcaicas instituciones cántabro-astures para propugnar una vuelta a lo visigodo, tendencia que habían apuntado sus antecesores, pero no desarrollado como hasta ahora. Para ello, se apoyó en la historiografía, que él mismo potenció para generar la creencia de que el reino astur era el continuador del reino visigodo de Toledo.

Al oeste, Alfonso III tiene que hacer frente a las ofensivas del príncipe al-Mundhir, hijo del emir Muhammad I, que provocan continuos enfrentamientos entre el 875 y el 883. Sus primeras incursiones tuvieron lugar en León y el Bierzo, pero fracasaron. La contraofensiva astur se salda con la toma de Deza y Atienza. La respuesta musulmana no se hace esperar, en el año 878 al-Mundhir dirige sus tropas de nuevo hacia León y Astorga, mientras que Salid ben Ganim llega hasta el Órbigo. El Rey Magno, sin esperar a que ambos ejércitos se unan, sale al paso del segundo, a quien derrota en la batalla de Polvoraria, lugar situado en la confluencia de los ríos Órbigo y Esla. Al Mundhir se retira, pero Alfonso III le intercepta en el valle de Valdemora, donde le derrota.

En el verano del año 882, al Mundhir se dirige de nuevo hacia el norte, remonta el Ebro y se interna en La Rioja, consiguiendo pequeños triunfos, pero evitando la confrontación con el monarca astur. Alfonso III firma un acuerdo con el príncipe musulmán a través del que se produce un intercambio de prisioneros y la retirada de las tropas emirales.

Las campañas militares finalizan en el año 884, cuando Muhammad I y Alfonso III firman un acuerdo de paz. Ambos tienen que dedicarse a estabilizar sus reinos. El Rey Magno se encuentra con un levantamiento de sus hermanos Froila, Odoario y Vermudo, que se hacen fuertes en Astorga. A ellos les siguen otros condes, pero rápidamente son sofocados y ajusticiados.

Los problemas internos en el emirato de Córdoba facilitan la expansión hacia Zamora, que cae en el 893 y Dueñas, en el centro de los Campos Góticos. A principios del siglo X, el Mahdi Ibn-al-Quitt, apoyado por bereberes, trata de recuperar Zamora, pero no lo consigue. Castilla, territorio considerado tradicionalmente bajo dominio astur, aunque sus condes actúen de manera relativamente independiente, comienza a ampliar también sus dominios a través de los cursos de los ríos Arlanza y Arlanzón. En el 884, el conde Diego Rodríguez funda Burgos.

Las conquistas vienen acompañadas por el fenómeno repoblador. Gentes del norte y mozárabes procedentes del sur, se instalan en las nuevas tierras, en las que los monasterios comienzan a jugar un papel fundamental. En esta época se fundan el de Cardeña (884), en Burgos y San Pedro de Montes y Santiago de Peñalba, en el Bierzo. San Froilán y San Atilano fundan Tavara y Moreruela. Sahagún, arrasado por al-Mundhir en una de sus campañas, se reconstruye en el 904 y se repuebla con monjes mozárabes, al igual que San Miguel de Escalada en el 913, una vez muerto el Rey Magno.

Sampiro nos cuenta como a su vuelta de una campaña en Toledo, hacia el año 906 o 907, Alfonso III se enfrenta con una rebelión organizada por sus propios hijos. Apresa a García, pero ante las presiones recibidas abdica y se retira a su residencia en Boides. En el año 910 muere en Zamora, repartiéndose su reino entre sus hijos.

Alfonso III, promotor de la cultura y el arte

Durante el mandato del Rey Magno, se recopiló una escogida biblioteca y se potenció la realización de estudios historiográficos, con una intención política, como hemos visto. Fruto de este esfuerzo fue la elaboración de la llamada Crónica de Alfonso III. También se redactaron la Crónica Profética y la Albeldense, que junto con la anterior configuran el primer ciclo cronístico de la Reconquista.

En el plano artístico, el monarca astur hizo crecer los barrios de Oviedo, fortificando la ciudad entre los años 872 y 875. Allí construyó obras civiles, como la Foncalada, una fuente que todavía hoy puede verse en plena ciudad moderna. En el valle de Boides, próximo a Villaviciosa, creó un conjunto de pabellones reales unido a una capilla palatina. De ellos sólo se ha conservado la iglesia, que al estar próxima al monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós se la conoce actualmente como San Salvador de Valdediós.

A orillas del río Trubia, funda la iglesia de los santos mártires Adriano y Natalia, hoy conocida como San Adriano de Tuñón. Además, mandó construir la desaparecida iglesia del Salvador, dentro del castillo de Gozón, fortaleza costera que edificó para prevenir nuevos ataques normandos. Bajo su reinado, pero no por su iniciativa, se crearon las iglesias de Santiago de Gobiendes y San Salvador de Priesca.

Fuera de Asturias, a petición de Sisnando, obispo de Compostela, reemplazó el antiguo santuario que cobijaba al Apóstol por un templo que, por su envergadura e importancia, debió de constituir el ejemplo más valioso de la etapa final del arte astur. Fue incendiado en el 997 por Almanzor, hasta que años más tarde, el edificio románico acabó por sepultar la primitiva construcción.

En el mencionado castillo de Gozón existió un taller de orfebrería cuyos trabajos muestran influencias de los centros de San Denís y Milán, por lo que sus relaciones con el exterior debieron de ser evidentes. De allí salieron piezas tan valiosas como la cruz que Alfonso III ordenó fabricar para adornar la basílica de Compostela, desaparecida en el año 1906 o la impresionante Cruz de la Victoria, concluida en el año 908, que fue donada a la catedral de Oviedo, donde se conserva en la actualidad, en la Cámara Santa. Además, del taller de Gozón salieron dos relicarios, el de la caja de las Ágatas, conservado también en la Cámara Santa y una caja-relicario conservada en Astorga.


CULTURA DE Alfonso III El Magno:

  • Convocó el segundo Concilio ovetense en el 893.
  • Mandó elaborar la Cruz de la Victoria, que figura en la actual bandera de Asturias, convertida en símbolo del Principado. La      joya fue hecha por orfebres procedentes del reino franco. Ordenó su elaboración a principios del siglo X, como donación a la      catedral de San Salvador. Hoy se guarda en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, y una copia cuelga del puente romano      de Cangas de Onís
  • El hallazgo del sepulcro de Santiago convierte a Compostela en la 2ª sede apostólica después de Roma, con autoridad sobre      clérigos de otros reinos y condados cristianos. Santiago se convierte en destino de peregrinos, verdaderos transmisores de      cultura.
  • Con respecto al arte asturiano, durante el reinado de Alfonso III el Magno se da la llamada "Etapa Postrramirense" de la      arquitectura prerrománica asturiana, con edificios de la importancia de San Salvador de Valdediós, Santo Adriano de Tuñón y      la Basílica de Santiago de Compostela.
  • Ordenó la redacción de tres crónicas, en las que rehace la historia presentando al Reino de Asturias como el heredero del      Reino visigodo:

    • Crónica Albeldense (c. 881)
    • Crónica profética (c. 883)
    • Crónica de los reyes visigodos o Crónica de Alfonso III (c. 911).

NOTICIAS: