
Aminatu
(también conocida como Aminatou o Aminetu) llegó
al mundo el 24 de julio de 1966. Fue la primera hija de Ali
Haidar y Darya, propietarios de un pequeño comercio en
Tan Tan, ciudad ubicada en lo que fuera protectorado español
hasta 1958, cuando la colonia de Cabo Juby fue cedida a Marruecos.
Siguiendo una tradición bereber, sus padres decidieron
que naciera en la localidad de origen familiar, Akka Centre,
en la región de Tata. El matrimonio tuvo otros tres hijos.
Cuando Aminatu tenía 9 anos, su padre falleció
en un accidente de tráfico. El trágico suceso
coincidió, en noviembre de 1975, en plena agonía
de Franco, con la Marcha Verde, con la que Marruecos ocupó
el Sahara Occidental, acelerando la retirada española
de aquel territorio.
La viuda y sus cuatro hijos se trasladaron al año
siguiente a El Aaiún. Darya volvió a casarse
y tuvo otros tres hijos. Aminatu era una chica muy inteligente,
que sacaba buenas notas, alegre y aficionada a los deportes.
Cursó estudios de Literatura Moderna y su rendimiento
académico tuvo como premio unas vacaciones en Canarias.
Allí, con 20 años, entró en contacto
con el Frente Polisario, formación política
que defendía por las armas la autoproclamada República
Árabe Saharaui Democrática, en una época
donde en la antigua colonia española se estaba produciendo
una auténtica guerra entre el Frente y el ejército
marroquí. Cuando Aminatu acabó sus vacaciones
empezó a colaborar con el Polisario, aunque nunca ingresó
en sus filas.
La ONU no reconoce ni la anexión del Sahara por parte
de Marruecos ni la formación del nuevo Estado hasta
que se celebre un referéndum bajo su supervisión,
referéndum que lleva tres décadas aplazándose.
Una de las primeras acciones de Aminatu fue repartir banderas
y pancartas del Polisario en una manifestación de protesta,
exigiendo esa consulta y, en la madrugada del 21 de noviembre
de 1987, fue arrestada por la policía marroquí
y, según ella ha relatado, en el coche “fui vendada,
me ataron las manos y me metieron la cabeza entre las piernas”.
Lo que en principio iba a ser un simple interrogatorio se
convirtió en cuatro años de desaparición,
en los que nadie supo donde se encontraba. Su familia llegó
a darla por muerta. Sólo al ser liberada se supo que
había estado todo ese tiempo encerrada en una “cárcel
secreta”, situada en una antigua fortaleza de E1 Aaiún,
aunque el Gobierno de Rabat siempre ha negado su existencia.
Según su propio relato, Aminatu estuvo presa, junto
a otras 9 mujeres y 50 hombres, “sin abogados ni juicio”,
en unos cuartos sin ventanas donde la luz sólo entraba
por un pequeño orificio en el techo “y llevábamos
los ojos vendados para no reconocer a los carceleros”.
Asegura que fue torturada “desnuda y atada a una mesa
con una cuerda desde las tobillos hasta el cuello”,
le hacían amagos de asfixiarla “con un paño
que olía a lejía, me daban patadas, me flagelaban
con un cable eléctrico y fui agredida por perros”.
Intenté iniciar una huelga de hambre con el resto de
detenidos. “Sólo estuvimos una noche, cuando
los guardianes vieron que no habíamos tomado la cena
nos obligaron con palos a tomarla a la mañana siguiente”.
De ahí proviene su aspecto frágil y enfermizo.
Durante aquel infierno enfermó de la columna y tuvo
una úlcera sangrante y ataques de epilepsia, “sin
recibir ninguna atención médica”. Estas
secuelas le permitieron obtener un permiso de residencia en
el estado español “por causas humanitarias”
para ser tratada en la clínica madrileña de
La Paz.
Tras ser puesta en libertad, se radicalizó en su postura.
A1 año siguiente, se casó con uno de los hombres
con los que había compartido prisión, Mohamed
Ali El Kassimi, con el que tuvo dos hijos: Hayat, actualmente
una adolescente de 15 años, y Mohamed, que cuenta com
13 años. La pareja vivía con el padre del marido
y durante unos años sus hijos estudiaron en un buen
colegio privado. Pero el matrimonio se distanció y
acabaron divorciándose en 1999, año en que Aminatu
y sus hijos se fueron a vivir a casa de su madre en el humilde
barrio de Casa Piedra de El Aaiún.
Cada vez más entregada a su causa, fundo la ONG Colectivo
de Defensores de los Derechos Humanos en el Sahara (CODESA),
ilegal en Marruecos y que usa Internet para difundir sus denuncias.
Su rostro empezó a ser conocido internacionalmente
tras difundirse una dramática foto suya en la que se
la veía sangrando a consecuencia de los golpes recibidos
en una manifestación durante la “intifada”
de junio del 2005. El mundo se estremeció al saber
que aquella mujer había sido unas horas después
encarcelada bajo la acusación de pertenecer a una banda
criminal y había iniciado una huelga de hambre en la
Cárcel Negra de El Aaiún, exigiendo que se la
procesara por un delito político y no por uno común.
Su ayuno duró 47 días, durante los cuales se
produjeron revueltas en el territorio saharaui que, juntó
a la presión internacional, desembocaron en su puesta
en libertad en enero del 2006. Su rechazo a la violencia le
valió el sobrenombre de la “Gandhi saharaui”.
Tras su reconocimiento internacional empezó a viajar
como embajadora de la causa de su pueblo, ya no tanto como
independentista sino como defensora de los derechos humanos,
“pisoteados”, según sus palabras, por Marruecos.
Algunos marroquíes afines al Gobierno de Rabat la consideran
una traidora a su país y la acusan de ser una espía
al servicio de Argelia.
Nada más lejos de la realidad y su labor pro derechos
humanos empezó a ser reconocida, otorgándosele
premios tan prestigiosos como el de la Fundación Robert
F. Kennedy, que recogió en el Senado de EEUU; el Juan
Maria Bandrés, o el Silver Rose a la Solidaridad, en
el 2007.Al año siguiente, la nominaron al Premio Nobel
de la Paz.
Rehizo su vida sentimental al enamorarse hace ocho años
de otro activista saharaui y ex preso político, Bachir
Lekhfawni, 58 años, con quien tenía planeado
casarse cuando volviera de recoger el ultimo premio que le
han concedido: el del Coraje Civil, de la Fundación
Train, que le entregaron en Nueva York el mes pasado. Pero
cuando regresó a su país el 15 de noviembre,
la policía marroquí le vetó la entrada
en el país por haber puesto “saharaui”
y no “marroquí” en el apartado de la nacionalidad
de la ficha de ingreso, “como siempre había hecho”.
La Policía la embarcó contra su voluntad en
un vuelo a Lanzarote, donde inició una huelga de hambre
que ha durado 32 días y ha puesto en jaque a las autoridades
españolas y marroquíes. Finalmente, el pasado
jueves 17 de diciembre, tras una frenética actividad
diplomática entre los gobiernos de Marruecos, España
y Francia, Aminatu obtuvo el permiso para volver a su casa.
Debilitada, pero feliz por una acción y un triunfo
que han acaparado la atención de la opinión
pública sobre el derecho a la autodeterminación
de la ex colonia española y sobre la vulneración
de los derechos humanos de los saharauis por parte del Gobierno
marroquí, Aminatu se reencontró con sus seres
queridos en su casa de El Aaiún. Allí se convocaron
manifestaciones de euforia, rápidamente reprimidas
por la policía antidisturbios, que rodeó la
casa de Haidar para impedir el acceso de periodistas y de
simpatizantes de Haidar.
VÍDEOS DE Aminatu Haidar
A continuación podemos ver un vídeo de Aminatu Haidar :