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Antonio Vayas Gutierrez



BIOGRAFÍA DE Antonio Vayas Gutierrez:

Nombre real: Antonio Vayas Gutiérrez
Profesión: político y líder sindical cántabro
Cumpleaños: N/D
Defunsion: N/D
Signo zodiacal: N/D
Lugar de Nacimiento: Cantabria, España


Antonio Vayas Gutiérrez (Pesués, Cantabria, España 1884 – Santander, Cantabria, España 1937) fue un destacado político y líder sindical cántabro.

Desde su localidad natal, Pesués (del municipio de Val de San Vicente ubicado en la costa occidental de Cantabria) se trasladó a la capital, Santander, junto a su familia, siendo todavía niño. En Santander se dedicó a la tipografía y se adentró en la política siendo miembro de la Agrupación Socialista y de la Sociedad de Impresores, Litógrafos y Encuadernadores de Santander desde el año 1902.

Fue fundador, junto con otros jóvenes (entre los cuale destaca Antonio Ramos) de la Juventud Socialista de Santander en abril de 1904. Antonio Vayas partició en las campañas y mítines sindicales que organizaron a los obreros montañeses durante las primeras décadas del siglo XX.

En su faceta como propagandista, hizo un uso constante de los periódicos regionales para difundir el pensamiento socialista y hacer llegar a la opinión pública las posiciones defendidas por miembros de la UGT en la provincia de Santander. En este sentido, sus artículos periodísticos, o de pensamiento, fueron publicados tanto en medios afines a su ideología (El Socialista, La Gráfica, La Región, Recta y UGT de Castro) como en publicaciones de interés general (El Cantábrico o La Voz de Cantabria).

Apoyó la constitución de la Federación Obrera Montañesa, dirigiendo la mesa del congreso en el que quedó oficialmente instituida en el año 1922 y, más tarde presidiendo dicha organización de 1925 a 1927 y de nuevo en 1930. Además, fue uno de sus representantes en la Junta Provincial de Reformas Sociales a partir de 1926, también en la Delegación Local de Trabajo, en 1933 y, por otr lado, en el año 1927 fue elegido presidente de la sociedad de tipógrafos "La Gráfica".

Antonio Vayas fue uno de los componentes del Comité Provincial de Huelga en el mes de agosto de 1917 con motivo de la huelga general. Debido a su participación fue encarcelado durante cuatro meses. De nuevo seria encarcelado en el año 1930 por participar y ser miembro del comité que organizó la huelga general de diciembre del mismo año. También formó parte de la dirección sindical que coordinó las acciones de los obreros en octubre de 1934, participación que le condujo, una vez más, a prisión.

Durante la Guerra Civil, ya en el año 1937 fue nombrado consejero de Obras Públicas en el Gobierno Interprovincial que presidió Juan Ruiz Olazarán, presidente del Consejo Regional como miembro del Frente Popular. Estuvo en el cargo hasta el momento de la evacuación de Santander el 24 de agosto de 1937. Antonio Vayas Gutiérrez se quedó en la ciudad y se desconocen los motivos que le impidieron abandonar la capital de la provincia, pero lo que sí se sabe es que falleció al día siguiente, el 25 de agosto de 1937.


OBRAS DE Antonio Vayas Gutierrez:

  Publicó un manual elemental de gramática latina, un compendio de geografía, varios cuentos y dos novelas, así como artículos políticos en un periódico republicano de Valladolid que llegó a dirigir, La Libertad (1881). Estuvo en el Ayuntamiento Republicano de Valladolid desde que fue elegido conceja en 1891 hasta que abandono voluntariamente en 1895 en reacción a lo que el llamo acomodamiento del republicanismo a la Restauración. Macías defendió un modelo orgánico de sociedad que reafirmaba el papel fundamental de los cuerpos intermedios (familia, municipio, provincia, región y corporaciones) frente al individualismo russoniano. Quiso una reforma agraria y recomendó un tipo de acciones tan civilizadas como la desobediencia civil. También defendió el Darwinismo contra los ataques de los neocatólicos.

El problema nacional. Hechos, causas, remedios (Madrid, 1899), se sitúa en la línea regeneracionista cuya máxima figura fue Joaquín Costa. Macías planteaba problemas y apuntaba soluciones concretas que, en parte, pretendían situarse por encima de las meras ideologías. Parte Macías de un cierto optimismo: las limitaciones geográficas y raciales de los españoles son superables mediante la educación y el abordaje de cuestiones económicas estructurales como la del aprovechamiento de los recursos hídricos. Lo más interesante de El problema nacional es su abordaje crítico del caciquismo político imperante, y el desenmascaramiento de la ficticia democracia implantada por Cánovas. Pero también hace un análisis del sistema educativo. Para él la enseñanza es libresca y memorística, sin práctica ni experimentación en laboratorio, sin crítica de fuentes; no hay interés por cómo se hace la ciencia: "eso no se enseña en España"... Los estudiantes viven fuera de sus casas, sin ninguna disciplina, sin vida corporativa, disipados, holgazanes, armadores del escándalo y frecuentadores de garitos. Huelgas y vacaciones constantes. Los profesores dejan un momento la clínica o el bufete y explican la materia a un grupo numeroso, aburrido, indiferente; por la tarde al paseo... Y después, antes de los exámenes todo se remedia con un manual y el programa de la asignatura. Los padres presionan y piden carreras fáciles... Los manuales quizá no son caros, tampoco obligatorios, pero son buena expresión del nivel existente, salvadas las excepciones: "Doctrinas arqueológicas, teorizaciones de invención arbitraria, errores increíbles, ignorancias inexplicables, lenguaje sin arte, y aun sin gramática...". Los datos estadísticos sobre los costes públicos de la enseñanza -mínimos- completan su crítica. En sus recetas sobre las universidades, señala que bastan cuatro centros, todos con el doctorado, completos; con laboratorios, museos y bibliotecas, ejercicio constante de los alumnos; cursos normales y otros especiales por catedráticos, agregados y ayudantes; disciplina sobre la vida de los escolares, vigilancia de hospedajes, corporaciones de estudiantes para el estudio y trabajo, excursiones, juegos y deportes.

Es, en tono menor, el diagnóstico de Costa en Oligarquía y caciquismo. Fue el autor además de Apuntes y estudios sobre la instrucción pública y sus reformas 1882, Geografía elemental. Compendio didáctico y racionado 1895, La muerte de Cervantes, La mecánica del choque y El derecho a la fuerza. Es también autor de poemas y de ensayos y como narrador se le enclava dentro del Naturalismo por sus novelas El derecho de la fuerza y Tierra de Campos (1888), que pasaron prácticamente desapercibidas, y donde, con gran amenidad, hace gala de un fino y agrio humor. Est aúltima está ambientada en las crisis agrarias de los años ochenta, aunque parte de lugares conocidos como Medina de Rioseco, se sitúa en un lugar imaginario llamado Valdecastro, supuestamente situado a medio camino entre Urueña, Tiedra y Mota del Marqués (que llama Mauda en la novela). El protagonista de la novela es Manuel Bermejo, que regresa a su tierra para iniciar una aventura regeneradora basada en la explotación racional y científica de la tierra. Sus numerosos artículos periodísticos han sido recogidos por Fernando Hermida de Blas (Artículos de La Libertad... Valladolid, Junta de Castilla y León-Consejería de Educación y Cultura, 1998).

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