Leslie Townes Hope nació el 29 de mayo de 1903 en Eltham (Kent, Inglaterra). Fue el quinto de los siete hijos que tuvieron William Henry Hope, picapedrero y actor aficionado, y Avis Townes, cantante de conciertos galesa. Su única hermana, Avis Emily murió siendo niña y el resto de sus hermanos fueron chicos: Fred, Jack, Ivor, George y Sid. Cuando el futuro humorista tenía cuatro años los Hope emigraron a Cleveland (Ohio, EEUU) a la búsqueda de más oportunidades.
Cuando tenía 10 años demostró sus dotes humorísticas al ganar un concurso de imitadores de Charles Chaplin. Acabados los estudios, empezó a trabajar en la carnicería de uno de sus hermanos, donde obsequiaba a los clientes con improvisadas canciones y ocurrencias. Más tarde, consiguió un empleo como vendedor de coches, profesión en la que tenía mucho éxito gracias a su labia y sus divertidos comentarios. En 1920, él y toda su familia consiguieron la nacionalidad estadounidense y con el nombre de Packy East hizo sus pinitos como boxeador, profesión de la que no le quedó muy buen recuerdo, ya que encajó más golpes de los que pudo propinar.
Lo que de verdad le gustaba a aquel joven risueño y optimista era el mundo del espectáculo. Soñaba con interpretar comedias musicales en Broadway por lo que decidió trasladarse a Nueva York y formarse como bailarín al estilo de Fred Astaire. Tomó lecciones de baile con King Rastus Brown y Johnny Root, dos profesionales que triunfaban en las carteleras neoyorquinas. Mientras llegaba su oportunidad, Hope, que había cambiado su nombre de pila por Bob, formó pareja artística con Lloyd Durbin, con el que actuaba en el show del entonces famosísimo cómico Fatty Arbuckle. Finalmente, en1927, consiguió debutar como bailarín con “Sidesways of New York”, espectáculo en el que actuaba con George Byrne. Pero donde realmente logró un bombazo de popularidad fue en la radio, convirtiéndose en una de las voces más conocidas del país.
En 1933, mientras ensayaba en Nueva York el musical “Roberta”, conoció a una joven cantante llamada Dolores Reade, de la que se enamoró. Sus sentimientos fueron correspondidos y en febrero de 1934,la pareja contrajo matrimonio. No tuvieron hijos biológicos, pero adoptaron cuatro niños: Linda, Anthony, Nora y Kelly. Con el paso de los años sus hijos lo hicieron abuelo, bisabuelo e incluso tatarabuelo, formando los Hope una familia grande, divertida y muy unida.
Al año siguiente del éxito de público y crítica que supuso “Roberta”, le propusieron hacer cine. Intervino en siete cortos, que fueron el preludio de su desembarco en Hollywood. Rodó para la Paramount “Big Broadcast of 1938”, en la que estrenó la canción “Gracias por el recuerdo”, que se convirtió en algo así como su rúbrica musical. Después, formó trío con Dorothy Lamour y Bing Crosby. Con éste, que llegó a ser uno de sus mejores amigos, realizó una serie de comedias musicales y de enredo bajo el título genérico de “Camino a...”.
Desde 1941 a 1953 Bob Hope fue uno de los actores más taquilleros de Hollywood e hizo famoso su estilo cómico, aunque los críticos cargaban contra su limitada mímica y su tendencia a repetirse. De esa época, la película más famosa fue “Rostro pálido”(1949) y entre los filmes más aplaudidos por el público: “El gato y el canario”, “Mi rubia favorita”, “El hijo de rostro pálido”, “Mi espía favorita”,”Soltero en el paraíso”, o “Cerveza para todos”.
En plena Segunda Guerra Mundial, y aunque no estaba alistado, Bob inició una serie de viajes para divertir al personal de las Fuerzas Armadas. La acogida por parte de los soldados fue tan buena que Hope repitió la experiencia en otros conflictos bélicos, y con sus parodias, sus bailarinas de buen ver y sus canciones ha entretenido a varias generaciones de soldados. Estuvo en Vietnam, en Corea, en Beirut e incluso en la Guerra del Golfo, que fue una de sus últimas apariciones en público. Esas actuaciones gratuitas y patrióticas determinaron que el Ejército bautizara con su nombre un avión caza bombardero y que fuera distinguido por el presidente Bill Clinton con el título de soldado veterano honorario pese a no haber combatido en ninguna guerra.
A mediados de los años cincuenta su éxito cinematográfico se fue extinguiendo, pero Bob Hope supo encontrar un lugar de privilegio en un nuevo invento: la televisión. Su humor certero, inofensivo y nada procaz lo llevó a cotas aún mayores de popularidad en su país. Durante setenta años estuvo vinculado ala cadena de televisión NBC, en la que debutó en 1950 y donde sus programas fueron líderes de audiencia. Su serie “The Bob Hope Show” obtuvo el Premio Emmy Especial de 1958. Ninguna de sus interpretaciones en el cine le valió un Oscar (ceremonia en la que ha sido el presentador que más veces ha conducido la gala), pero Hope ha recibido cinco estatuillas honoríficas a lo largo de su carrera. Hollywood también lo ha honrado con cuatro estrellas en el paseo de la Fama, nombrándolo Ciudadano del Siglo e inaugurando una plaza en su honor.
Su exitosa carrera artística-así como sus especulaciones con operaciones inmobiliarias- se han traducido en una fabulosa fortuna personal calculada en más de 500 millones de euros (unos 80.000 millones de pesetas).
Hope ha ingresado en el Libro Guinness de los Récords por ser el actor que más premios y honores ha recibido a lo largo de su carrera. Entre los 2.000 que se le calculan está la Medalla de Oro de Estados Unidos y la de Comendador Honorario de la Orden del Imperio Británico, que le fue impuesta por la reina Isabel II. El veterano cómico tiene un currículum de siete millones de chistes, todos ellos blancos, y muchos de ellos escritos -nunca lo ha ocultado- por un equipo de guionistas.
Gran aficionado al golf, tiene un torneo que lleva su nombre y con el que recauda fondos para actividades benéficas. También ha tenido tiempo para la literatura y ha escrito una decena de libros. Con una salud de hierro que sólo se ha visto perturbada por una ligera sordera, no se retiró de los escenarios hasta bien cumplidos los 90 años. En el 2000 fue hospitalizado por un problema gastrointestinal y, un año después, sufrió una neumonía, pero superó ambas dolencias sin demasiados problemas.
“Soy tan viejo que mi grupo sanguíneo ha caducado”, comentó con sorna el día que se convertía en centenario. Su delicada salud lo llevó a celebrar tan especial aniversario en la intimidad de su casa de Toluca Lake (Los Ángeles),mientras que sus hijos y nietos atendían los numerosos homenajes que se le rindieron por todo el país, donde han vuelto a reeditarse en DVD sus películas y sus canciones. Según su familia, el humorista estaba feliz de haber superado a su abuelo, que falleció pocos días antes de haber llegado a centenario. Aunque se han escrito muchas cosas sobre el secreto de su larga vida y gran éxito, nadie ha sido tan acertado como su amigo, el director Mort Lachman: “Bob es y he sido la encarnación del hombre normal y corriente. Con Vietnam fue tan cobarde como el que más. En los películas, nunca se llevaba a la chica, siempre metía la pata, no sabía bailar ni cantar, pero siempre estuvo a la altura, a nuestra altura”. Simpático, divertido, entrañable, amistoso e inmensamente rico tras una infancia de penurias, Bob Hope es como una reliquia viviente para los estadounidenses, que ven en él a uno de los suyos.
VÍDEOS DE Bob Hope
A continuación podemos ver un vídeo de Bob Hope :
