CARLOS SLIM

carlos_slim_heluCarlos Slim Helú nació el 28 de enero de 1940 en México D.F. Fue el penúltimo de los seis hijos de Julián Slim Haddad, prominente empresario que, con 14 años había emigrado de su Líbano natal a México, y de Linda Helú, hija de un editor. Su padre amasó una gran fortuna gracias a su mercería “La Estrella de Oriente”, desde cuyos mostradores Carlos y sus hermanos aprendieron algunas de las estrategias de negocio por las que el empresario se sigue rigiendo: muchas ventas, poco beneficio y facilidades de pago. La inversión y el ahorro se convirtieron en un “hobby” para Slim, que, con tan sólo 12 años, se compró acciones del Banco Nacional de México. En 1953, vivió uno de los golpes más duros de su vida por el repentino fallecimiento de su padre. A pesar de la tristeza, continuó estudiando, jugando al fútbol americano y al béisbol y yendo a locales de música en directo. En 1961, se licenció en Ingeniería por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), centro donde también impartía clases como profesor en la cátedra de Algebra y Programación Lineal. Con el dinero heredado de su padre, en 1965 fundó la Inversora Bursátil con la que compró Jarritos del Sur y creó una inmobiliaria.

A principios de 1966, se casó con Soumaya Domit Gemayel, una atractiva sobrina de Amin Gemayel, el ex presidente del Líbano, y, a los pocos meses fundó su primer gran “holding” llamado Carso (vocablo formado con las dos primeras sílabas de los nombres del matrimonio), con el que se lanzó a la compra de empresas con problemas que luego reflotaba y revendía con gran margen de beneficio. Con Soumaya tuvo seis hijos: Carlos, Marco Antonio, Patricio, Soumaya, Vanessa y Johanna. La numerosa familia vivía en una casa nada suntuosa del barrio Lomas de Chapultepec, donde todavía hoy reside el empresario.

“Nunca ha sido un lugar ostentoso porque mi mujer y yo buscamos un lugar donde poder encontrarnos, ofrecer un calor de hogar y disfrutar de la familia. Eso vale más que todo el oro del mundo. Mis tres hijas dormían en la misma habitación, al igual que mis tres hijos. Aprendí de mi padre que lo más importante era crecer en una familia unida, apegada al afecto y con unos valores sociales intocables, y de mi madre, su gran sentido de la justicia”, ha explicado el empresario.

A principios de los años 80, aprovechó la crisis económica que sacudió México para seguir comprando empresas. Se hizo propietario de Cigatam (que controla la mitad de la producción del tabaco del país), Sanborns (cadena de tiendas, centros comerciales y cafeterías), Nacore y Frico (dedicadas al oro, la plata o el aluminio) y Porcelanite, una de las empresas cerámicas más importantes del mundo, entre otras. También creó el conglomerado financiero Inbursa integrado por Seguros de México, Fianzas La Guardiana o la Casa de Bolsa Inversora Bursátil. En 1990, protagonizó “la compra del siglo” tras invertir 1.200 millones de euros en el 20% de Telmex (Teléfonos de México), líder del mercado de telefonía fija. Luego amplió su imperio de telecomunicaciones creando América Móvil, que es el cuarto operador mundial con más de 200 millones de clientes gracias a ser el pionero en el sistema de prepago, Los mexicanos suelen decir que es imposible vivir un día en su país sin comprar productos o hacer uso de algunos de los servicios de las empresas de Carlos Slim.

Hombre riquísimo, es, sin embargo, una persona de gustos sencillos, que vive de forma austera. Le encanta el cine y la música, y no le gustan los relojes de marca ni los aviones privados, los yates o los coches ostentosos. Él mismo conduce un viejo Mercedes Benz. No le gusta viajar, no tiene propiedades fuera de México y asegura no haberse llevado su fortuna a paraísos fiscales. Le encanta hacer la siesta y estar despierto hasta muy tarde leyendo libros de historia. Su carácter sencillo y afable le hace relacionarse igual con sus empleados que con Bill Clinton, Gabriel García Márquez o Felipe González, uno de sus amigos íntimos.

Ajeno al prototipo de ricachón despilfarrador, trabaja 10 horas diarias, está al día de sus negocios, no tiene escolta y, aunque parezca mentira, prefiere apuntar sus transacciones económicas en libretas que usar ordenador. Utiliza una Blackberry para recibir y enviar mensajes y tiene cuenta abierta en Twitter. Su capricho caro es coleccionar cuadros de Picasso, Matisse, Renoir y ser el mayor coleccionista privado de esculturas de Rodin.

Hasta mediados de los 90, Carlos Slim dirigía personalmente todas sus empresas, pero en 1997 decidió ceder el testigo a sus hijos y yernos tras un delicado problema de corazón. Así, su hijo Carlos es presidente del Grupo Carso; Marco Antonio es el responsable del Grupo Inbursa y Patricio lleva las riendas de Carso Global Telecom, América Telecom y US Comercial Corp. Carlos ha pasado a ser presidente honorario y vitalicio de sus compañías. De sus tres hijas, solo Soumaya se dedica tangencialmente a los negocios al encargarse del Museo Soumaya, creado en homenaje a su esposa, muerta en 1999 por un problema hepático.

Tras quedarse viudo, Carlos encauzó su tristeza dedicándose a labores filantrópicas a través de las fundaciones Telmex y Carso, desde donde invierte millones de euros en programas de salud, nutrición, cultura, deporte o ayuda en desastres naturales. Hace dos años dio siete millones de euros a la Fundación América Latina en Acción Solidaria (ALAS), abanderada por Shakira. En los próximos años, tiene previsto donar 7.000 millones de euros para ayudar a los más indefensos. En una de sus últimas entrevistas, declaró que esta convencido de “que la pobreza no se combate con donaciones o caridad, pero si con salud, educación y trabajo. Considero que la riqueza es como un huerto, tienes que compartir el fruto, no los árboles. No quiero llevarme nada a la tumba ni ser el más rico del cementerio”. En la primavera del 2008, empezó a salir con la reina Noor de Jordania. Viajaron juntos a Suiza, Italia, Madrid, República Dominicana o Nueva York, pero intentaron despistar a la prensa viajando en aviones separados, usando coches con cristales tintados e inscribiéndose con nombres falsos en los hoteles. Recientemente aseguró que “entre Noor y yo sólo existe una gran amistad” y afirmó que no se volvería a casar “porque ya tengo una gran familia”.

Hace un tiempo pagó 175 millones de euros por el 16,3% de “The New York Times”, convirtiéndose en el segundo accionista mayoritario de ese importante rotativo.

Al margen de sus negocios, lo que le hace feliz es reunirse los lunes por la noche en su casa con sus hijos, yernos y sus 18 nietos para disfrutar de una entrañable cena con frijoles y enchiladas. Con un patrimonio de 39.300 millones de euros, Slim acaba de ser elegido por “Forbes” como el hombre más rico del mundo, desbancando a Bill Gates, fundador de Microsoft.

VÍDEOS DE Carlos Slim
A continuación podemos ver un vídeo de Carlos Slim :





Fotos de Carlos Slim:



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