Dietrich Mateschitz

Dietrich MateschitzDaniel Michael Blake Day-Lewis nació el 29 de abril de 1957 en Londres (lnglaterra). Fue el segundo hijo del matrimonio formado por el laureado poeta Cecil Day-Lewis y la actriz Jill Balcon, hija de sir Michael Balcon, director de los estudios Ealing y uno de los hombres más importantes en la historia del cine británico. A los pocos meses de su nacimiento, la familia se mudó a Greenwich, donde Daniel creció bajo la sombra protectora de su hermana mayor, Lydia Tamasin. Los dos hermanos estaban muy unidos, jugaban al aire libre, creaban sus propias obras de teatro, se inventaban personajes y navegaban en los lagos cercanos a su hogar. Daniel siempre ha recordado con nostalgia los veranos en Irlanda, tierra de su padre, donde montaban a caballo a orillas de la playa y donde vivió su primer amor. Aquella infancia idílica quedó truncada por el débil estado de salud de su padre, hospitalizado en diferentes ocasiones a causa de varios ataques al corazón, por lo que la idea de la muerte influyó en gran medida en el pequeño Daniel.

Su origen irlandés, judío y de clase alta propicio que la relación con sus amigos fuera difícil. No encajaba en el grupo y tuvo que cambiar su acento y su forma de ser. Muy pronto se rodeó de malas compañías y se convirtió en un chico rebelde: faltaba a clase, fumaba, bebía y participaba en peleas y pequeños robos. Por este motivo, sus padres le internaron en Sevenoaks, en Kent, un exclusivo colegio con una férrea disciplina que el joven Daniel odió desde el principio. Pero allí descubrió sus dos grandes pasiones: la actuación y la carpintería. Al poco, ingresó en otro internado, Bedales, en Petersfield, donde se estaba su hermana y aquello cambio su vida. El director John Schlesinger estaba rodando “Domingo, maldito domingo” y Daniel, con 14 años, consiguió un papel como extra por el que cobró cinco libras diarias. Aquello le motivó, se involucró en el teatro del colegio, participó en la elaboración de los decorados y el vestuario e incluso logró que su padre fuera a verle una vez. Unos meses después, Cecil murió de cáncer y Daniel cayó en una gran depresión. Empezó a sufrir migrañas, le recetaron calmantes y los tomó en alucinaciones. Las autoridades creyeron que era un drogadicto, le encerraron en una habitación de una institución pero, al poco, le dejaron salir “porque hice una de mis mejores actuaciones al interpretar a una persona sana y con juicio”, confesaría años después.

En 1974, las cosas empezaron a ir mejor. Inició una relación sentimental con Sarah Campbell, que duraría 10 años, dejó Bedales en 1975, olvidó momentáneamente la actuación, se decantó por la ebanistería e hizo una solicitud en una escuela especializada donde fue rechazado por falta de experiencia.

Entonces cambió de estrategia: le aceptaron en la Bristol Old Theatre School y, durante los siguientes tres años, participó en innumerables producciones teatrales. “Mi padre ni me animó ni me desanimó porque nunca le dije que quería ser actor pero mi madre y mi abuelo -productor de las primeras películas de Hitchcock- no me apoyaron demasiado porque ambos sabían que esta profesión no era una forma fácil de ganarse la vida”. Aún así, siguió luchando por su sueño y obtuvo una colaboración en “Gandhi” (1982) y, posteriormente, intervino en “Una habitación con vistas” (1985) y en “Mi hermosa lavandería” (1985), con la que obtuvo un gran reconocimiento. Cuatro años más tarde, recibió su primer Oscar al Mejor Actor por “Mi pie izquierdo” y se convirtió en uno de los grandes “sex symbols”de la década, con lo que empezaron a llegarle guiones interesantes. Por aquel entonces inició una relación intermitente y tormentosa con la actriz francesa Isabelle Adjani, convirtiéndose en el centro de atención de los paparazzi franceses y americanos, algo que desagradaba profundamente al actor.“No me interesa saber lo que la gente piensa de mi, nunca me ha gustado exponerme en las revistas de cotilleo, detesto las murmuraciones y cuchicheos y espero que se me respete”, repite en cada una de las pocas entrevistas que concede.

Daniel se compró una casa de campo en Irlanda huyendo de una Inglaterra marcada por el “thatcherismo” y una izquierda decepcionante. Allí pasó largas temporadas con Isabelle, aislado de la actuación, y creó un mundo paralelo al que muy pocos tenían acceso. En 1992, protagonizó “El último mohicano” y, al año siguiente, intervino en “La edad de la inocencia” y “En el nombre del padre”, por la que volvió a ser nominado a la estatuilla dorada. Tras tener un fugaz romance con Wynona Ryder, se retiró del ajetreo de Hollywood, cansado de meterse en la piel de los personajes. Apostó nuevamente por el teatro, rechazó guiones importantes y fue fiel a su filosofía de hombre hermético, introvertido, solidario y con una especial sensibilidad. A principios de 1995, poco antes del nacimiento de su primer hijo, Gabriel Kane, fruto de su idilio con Adjani, se rumoreó que Daniel había dejado a la actriz por fax, algo que ella negó posteriormente. Acto seguido, mantuvo breves romances Julia Roberts, hecho que hirió profundamente a la intérprete francesa, y con su entrenadora personal Deya Pichardo. En 1996, mientras se preparaba para un papel en “Las brujas de Salem”, acudió a casa del dramaturgo Arthur Miller, autor de la obra, y conoció a su hija, Rebecca. Tras aquel flechazo, la pareja se casó en secreto pocos meses después y se instalaron en Irlanda. Después de protagonizar “The boxer” (1997), Daniel se retiró nuevamente del cine durante cinco años y en su tiempo libre devoró libros de James Joyce, recorrió con su motocicleta numerosos países, disfrutó de las películas de John Huston o Charles Laughton y se volcó en su matrimonio.

En 1998, Daniel y Rebecca tuvieron su primer hijo en común, Ronan y, cuatro años más tarde, nació Cashel Blake. Con fama de excéntrico, tímido y nada dado a hablar de su vida privada, Daniel se trasladó junto con su familia a Florencia, donde trabajó como aprendiz de un zapatero a las órdenes de Stefano Bemer. Allí saboreo el anonimato y se permitió el lujo de rechazar guiones tan importantes como “El señor de los anillos”. Además, como fan de Valentino Rossi, cogía su moto y recorría miles de kilómetros en busca de aventuras, como cuando visitó nuestro país y coincidió con la Vuelta Ciclista.

En Salamanca vio de cerca a sus ídolos, lnduráin y Perico Delgado, pero no se atrevió a hablar con ellos. “Me apasiona el ciclismo y lo que hacia Induráin era algo increíble. Es un hombre integro y entregado a su profesión. Su retirada fue un momento muy triste para mi”, recordó años después. Martin Scorsese logró rescatarle de su retiro para protagonizar, en el 2002, “Gangs of New York”, por la que fue nominado de nuevo al Oscar. Se retiró otros tres años para volver ante las cámaras bajo las órdenes de su mujer con el filme “La balada de Jack y Rose”. Actualmente, divide su vida entre su casa irlandesa y su dúplex de Manhattan, tiene nacionalidad irlandesa y, con su última interpretación en “Pozos de ambición”, acaba de ganar su segundo Oscar al Mejor Actor.

VÍDEOS DE Dietrich Mateschitz
A continuación podemos ver un vídeo sobre Dietrich Mateschitz:





Fotos de Dietrich Mateschitz:




Dietrich MateschitzDietrich MateschitzDietrich MateschitzDietrich MateschitzDietrich MateschitzDietrich MateschitzDietrich MateschitzDietrich Mateschitz

 

 
 
2011 - sarpanet.info