Flavio Briatore nació el 12 de abril de 1950 en Verzuelo, en el norte de Italia. Sus padres eran unos maestros de primaria que se desvivieron por enderezar a aquel de sus trillizos que continuamente se metía en líos. Expulsado de varias escuelas, sus progenitores consiguieron matricularlo en el instituto privado de Fassino di Busca, donde se sacó el bachillerato con las notas más bajas de su promoción. “En mi vida he abierto un libro y la escuela me resultaba una pérdida de tiempo. Me rebelaba contra un sistema de estudios que destinaba nueve horas semanales a estudiar latín y una al inglés. ¡Con quién demonios voy a hablar latín yo! Me pasaba el día discutiendo con los profesores y, por mi fuerte carácter mis padres no lograron que cambiara de opinión”, recuerda.
Desde su adolescencia dejó bien claro que iba a vivir la vida como a él le gustaba. A los 17 años se escapó de su pueblo para irse a Mónaco, donde esperaba comprobar que los ricos tenían cinco dedos en cada mano y no siete, como le habían contado. Después de trabajar como monitor de esquí en las selectas estaciones de los Alpes italianos y montar un bar que no funcionó, sus ansias de prosperar y desclasarse le convirtieron, en 1970, en la mano derecha de Atilio Dutto, dueño de una fábrica de pinturas y, al parecer, colaborador de banqueros mafiosos, que después resultaría muerto en un oscuro atentado con coche bomba.
Tras instalarse en Milán, empezó a dárselas de rico y prospero empresario llamando la atención de las personalidades más influyentes de la región. Entre ellas, el conde Achille Caproni, un fabricante de aviones que le encargó la gestión de su “holding”, y al que parece ser que le dejó un agujero negro de más de seis millones de euros. Pero fue la conocidísima cantante de la época, Iva Zanicchi, con la que mantuvo un romance, quien le presentó a las personas adecuadas para que, en 1974, accediera a la vida repleta de lujos, “top models” y desenfreno a la que aspiraba. Conoció al entrenador personal de tenis de Berlusconi, Romano Luzi, que le presentó a Luciano Benetton quien, impresionado por la simpatía y don de gentes de Flavio, le encargó introducir en Asia y EEUU su marca de ropa, United Colors of Benetton. Su dominio del marketing hizo que, en una década, abriera 800 tiendas en Norteamérica con lo que se introdujo en la “jet-set” internacional. Era frecuente verle luciendo su bronceado en los yates más caros del mundo, flirteando con las mujeres más hermosas y haciendo negocios multimillonarios en los lugares más variopintos, Su amigo Luciano compró la escudería Toleran y, en 1988, le invitó a ver una carrera en Adelaida (Australia), donde se fraguó su pasión por la Formula 1. Benetton le nombró jefe comercial de su equipo y Flavio se trasladó a Inglaterra. Su astucia, visión de futuro y su olfato para hacer dinero rápido hizo que fichara en 1991 a un desconocido Michael Schumacher, con el que ganó los títulos mundiales de 1994 y 1995. Antes, en 1993, había estallado una bomba en su elegante mansión londinense que algunos achacaron a la Cosa Nostra -la mafia siciliana-, pero Flavio no se asustó. Con Benetton-Ford empezó a conseguir los premios más prestigiosos y se ganó el respeto dentro de este deporte.
En l995, Renault-Williams le ofreció un cheque en blanco que supuso el nacimiento del “mito Briatore”, basado en una sucesión de triunfos importantes. Su nombre empezó a aparecer en la prensa del corazón, donde se podía ver su estilo de vida de nuevo rico. Invirtió su dinero en multitud de negocios, entre ellos, la empresa farmacológica Pierrell y la inmobiliaria Donaedil. Es copropietario del equipo de segunda división británico Queens Park Rangers, ha lanzado la línea de ropa Billionaire, en la que las chaquetas con botones de oro y diamantes valen 9.000 euros y los vaqueros, l.500. Posee la discoteca Twiga, en la Toscana, y el club II Billionaire, en Porto Cervo (Cerdeña). Este exclusivo local, en el que Bruce Willis tiene vetada la entrada por haberse intentado colar, es frecuentado por la familia Aznar, Silvio Berlusconi, Ivana Trump o Denzel Washington.
A pesar de que algunos de estos negocios han ido a la quiebra, su altísimo ritmo de vida no ha cambiado. Ser uno de los máximos exponentes de la Formula 1 ha sido su mejor tarjeta de presentación y un imán para las mujeres más atractivas del planeta. Casado durante sólo unos días con una mujer llamada Nina Stevens, este hombre de físico no demasiado atractivo ha sido pareja de la rica heredera Fiona Swarovski y de las modelos Eva Herzigova, Naomi Campbell, Adriana Volpe o Heidi Klum. Con ésta última, en el 2004, fue padre de una niña, Leni, de la que se desentendió por completo y que ha sido adoptada por el cantante británico Seal, actual marido de la maniquí alemana. “Es un narcisista, un inmaduro, un mezquino y un cicatero”, han comentado algunas de las mujeres que han estado con él. “Lo mejor de todo esto es que corro los domingos y luego salgo con las chicas de las carreras”, asegura él por su parte.
En el 2000, Briatore fue nombrado director general de Renault y fichó a Fernando Alonso, que en septiembre del 2005 hizo historia al convertirse en el primer español y el piloto más joven en ser coronado campeón mundial. Al año siguiente, volvió a proclamarse campeón. Para Alonso, Briatore es como un segundo padre y es normal que disfruten juntos de la paradisíaca mansión León en el Sol, que el magnate posee en Kenia, con un terreno de cinco hectáreas, cuatro piscinas, playa privada y 50 personas de servicio. También es habitual verles en el súper yate Force Blue, de 70 metros de eslora, que Briatore alquila siempre que no usa por 245.000 euros a la sema- na. Entre el 2003 y el 2008, se convirtió en socio de Alejandro Agag -yerno del ex presidente del gobierno, José María Aznar- en la explotación de los derechos televisivos de la F1 para España, que vendieron por 75 millones de euros. En el 2006, conoció en una fiesta a la exuberante modelo y presentadora Elisabetta Gregoraci, su principal apoyo cuando al ambicioso “play-boy” le diagnosticaron un cáncer de riñón. “Pienso dedicar gran parte de mi riqueza y tiempo a ayudar a los demás y, sobre todo, decirle a la gente que se hagan sus chequeos anuales”, declaró en su momento. Flavio se quedó tan coladito por ella que el 14 de junio del 2008 se casaron en Roma ante 300 invitados del deporte, la política y los negocios. Pocos meses después, protagonizó nuevamente un escándalo mayúsculo al ser acusado de amañar una carrera en Singapur para que ganara Alonso. En septiembre del 2009, fue obligado a dejar la dirección de Renault y la FIA (entidad que regula las principales competiciones automovilísticas) le impuso una durísima sanción: no podrá asistir ni participar, de por vida, en las carreras. Una sentencia que ha recurrido. Esta severa disposición que le aparta de la F1 no ha empañado, sin embargo, uno de los días más felices de su vida, cuando el 18 de marzo fue padre por segunda vez del pequeño Falco Nathan. “Vivo la sensación de ser padre con mucha emoción e incredulidad. Sin duda alguna, mi hijo es el gran premio de mi vida”, asegura este hombre que el l2 de abril de 2010 ha cumplido los 60 años.
VÍDEOS DE Flavio Briatore
A continuación podemos ver un vídeo de Flavio Briatore :