Jean-Paul Belmondo nació el 9 de abril de 1933 en Neuilly-sur-Seine (París). Fue uno de los tres hijos del escultor Paul Belmondo y de la pintora Madeline Rainaud-Richard. Su niñez transcurrió rodeada de artistas que visitaban el taller de su padre, “de ahí que todos pensaran que tenía que destacar en la clase de dibujo, pero no sabía hacer ni una casita. Pronto se llevaron una gran decepción porque, aunque era el hijo de un gran escultor, mi vocación de pintor quedó truncada muy pronto”. Pese al éxito de su padre como escultor, el inicio de la II Guerra Mundial provocó que se vendieran menos obras y él y sus hermanos, Alain y Muriel, crecieron sin privilegios. Aun así, su madre les solía llevar al circo, donde Jean-Paul se quedaba muy impresionado con los acróbatas y los payasos. Durante su infancia estudió en varias escuelas parisinas, pero no estuvo mucho tiempo en ellas porque armaba follones, se peleaba y lo expulsaban.
En su tiempo libre demostró ser un apasionado del fútbol, el ciclismo, los coches de carreras y el boxeo, deporte que practicó como amateur. Un vez coincidió en el gimnasio con Maurice Auzel, futuro campeón de Francia, que le orientó en esta disciplina, pero problemas bronquiales que casi desembocaron en tuberculosis truncaron su carrera. Debido a su delicado estado de salud, sus padres le enviaron una temporada a la montaña para que respirase aire puro. Haciendo reposo, Jean- Paul tuvo tiempo de pensar sobre su futuro y, a los 16 años, decidió convertirse en actor. Su padre le presentó a André Bruno, una de las grandes figuras del teatro francés. “Me dijo que le recitara unos versos, me temblaban mucho las piernas y, de repente, recordé una fábula de La Fontaine. Nada más empezar me dijo: ‘Basta, le diré a tu padre que lo mejor que puede hacer es buscarte trabajo en una fábrica"“. Eso no le hundió y, en 1950, intento aprobar, sin éxito, el examen de acceso al conservatorio. Mientras preparaba de nuevo sus exámenes estuvo de gira por los hospitales de París interpretando al príncipe en “La bella durmiente”. Cuando al año siguiente fue admitido en la Escuela de Arte Dramático, uno de sus profesores, Pierre Dux, le aseguró que “con esa cara usted jamás podrá tener una mujer entre los brazos porque el público se moriría de risa”. Acertó a medias. Con el tiempo, el público se desternillaría viéndole en la pantalla y, pese a su nariz rota, conquistaría a algunas de las mujeres más bellas del planeta.
En 1953, conoció a Élodie Constantin, una estupenda bailarina con la que se casó y tuvo tres hijos: Patricia (nacida en 1958 y que murió en un incendio en su casa en 1994); Florence (1960) y Paul (1963), famoso por haber sido uno de los novios de Estefanía de Mónaco. En sus duros inicios, su mujer fue uno de sus apoyos más incondicionales ya que otro actor, Pierre Brasseur, le dijo: “Con esa cara y esa nariz sólo podrás hacer de secundarios”. Pero sus compañeros de pupitre, luego grandes figuras de la escena como Jean Rochefort o Françoise Fabien, sabían que llegaría bastante más lejos.
Tras representar varias obras teatrales, se inició en el cine en 1958 con “Los mentirosos”, de Marcel Carné, pero un año después conoció por casualidad a Jean-Luc Godard, que le propuso protagonizar el corto “Charlotte et Julie”, rodaje que no pudo finalizar porque tuvo que enrolarse en el Ejército para ir a la guerra en Argelia. De regreso a la vida civil, rodó de nuevo con Godard “Al final de la escapada” (1960), su primer gran éxito comercial. Esta película le convirtió en una de las principales figuras del movimiento cinematográfico francés conocido como la Nouvelle Vague. Ese mismo año protagonizó “Dos mujeres”, con Sofía Loren, primera actriz extranjera que recibió el Oscar a la Mejor Actriz. En esa época también empezó su amistad con Alain Delon, junto al que frecuentaba las fiestas de la “jet-set”. En 1965, protagonizó “Pierrot el loco”, otro título emblemático de la Nouvelle Vague, y empezó el rodaje de “Las tribulaciones de un chino en China”, película en la que intervenía Úrsula Andress. Jean-Paul siempre había flirteado con decenas de mujeres y Élodie había hecho la vista gorda con todas las infidelidades de su marido, pero el idilio con el gran mito erótico que era la Andress, que por aquel entonces estaba casada con el director John Derek, fue distinto. La química entre Belmondo y Úrsula era tan fuerte que se divorciaron de sus respectivas parejas. Convivieron ocho años y su historia de amor fue tan popular que en los 60 se les conocía como “la diosa de fuego” y “el feo más atractivo” del cine francés. Úrsula le definía así: “Es un loco fantástico, un tipo divertidísimo. Bebel es may atractivo, viril, adorable y lo que más me gusta de él es su arrolladora personalidad y sus ojos soñadores”.
A lo largo de los 60, intervino en títulos memorables como “¿Arde París?”, “Casino Royale” o “E1 hombre de Río”. Con esta última, orientó su carrera hacia un cine más comercial con títulos que incluían comedias y películas de acción. En 1970, protagonizó con Delon “Borsalino”, película que tuvo mucha fama y que dio nombre a un determinado tipo de sombreros. Belmondo trabajó en más películas durante esa década, pero ninguna de ellas tuvo una repercusión especial. En el plano afectivo, Belmondo sustituyó a Andress por Laura Antonelli, uno de los bellezones italianos de la época. Estuvieron juntos casi una década, hasta que el actor también la abandonó por la modelo brasileña Carlos Sotomayor, una relación que duró poco.
En su filmografía de los años 80, destacan películas como “El profesional”, “El marginal” o “Simpático y caradura”. En 1989, conoció a otra bailarina, Nathalie Tardivel, bastante más joven que él, con la que inició una relación que se consolidó. La pareja contrajo matrimonio en el 2002, poco después de que Belmondo sufriera un accidente cerebro-vascular que a punto estuvo de costarle la vida. El actor tuvo que volver a aprender a hablar y caminar, pero en el 2003 la felicidad resurgió en su vida con el nacimiento de su hija Stella, mas pequeña que sus seis nietos. “Siempre me he sentido atraído por la estética y la juventud es fuente de belleza. Probablemente, debido a mi educación, me gusta estar rodeado de personas y cosas bellas y armoniosas”, afirmaba recientemente. Pero la felicidad no duró y la pareja se divorcio en el 2008.
Desde que empezó con sus problemas de salud apenas se prodiga públicamente. Su última película, “Un hombre y su perro”, se estrenó en el 2009. En los últimos meses, Belmondo suele pasear del brazo de la exconejita del “Playboy” Bárbara Gandolfi, de 36 años, a la que algunos han acusado de querer quitarle el dinero. “Gracias a mi, Jean-Paul está más gallardo”, se defendía la joven. Recientemente, uno de los grandes del cine francés fue homenajeado en el Festival de Cine de Cannes, donde se proyectó “Belmondo, itinéraire”, el primer documental en el que ha aceptado hablar de su vida y de su carrera.
VÍDEOS DE Jean Paul Belmondo
A continuación podemos ver un vídeo de Jean Paul Belmondo :