JORGE SEMPRÚN

Jorge Semprún Maura nació en Madrid el 10 de diciembre de 1923. Fue el cuarto de los siete hijos de José Maria Semprún Gurrea, abogado y diplomático católico de firmes convicciones republicanas, y de Susana Maura Gamazo, hija del que fuera presidente del Gobierno, Antonio Maura. “Era un niño bastante retraído, solitario, muy ensimismado, muy tímido”, explicaría sobre su infancia, durante la cual tuvo una institutriz alemana con la que aprendió el idioma germano.

Con 8 años, perdió a su madre, de la que sólo le quedó una foto, reproducida de un reportaje en una revista de la época. Cuatro años después, el estallido de la Guerra Civil lo sorprendió a él y a sus hermanos en Lekeitio (Vizcaya), desde donde viajaron hacia La Haya, donde estaba su padre. Tras dos años en Holanda, la familia se instaló en París. Con 15 años, decidió aprender francés a la perfección porque, según explicó una vez, percibió “cierto racismo en Francia hacia esos rojos pertenecientes al ejército derrotado”.

Ingresó en la Universidad de la Sorbona para cursar Filosofía y Letras en 1942, el mismo año en el que empezó a militar en el Partido Comunista de España (PCE). París vivía entonces bajo la ocupación nazi, que llevó a Jorge a unirse a la Resistencia con sólo 18 años. Un año después, fue detenido por la Gestapo y sometido a torturas para que delatara a sus compañeros. No lo hizo, pero haber pasado por “la bañera” (se sumerge la cabeza de la persona en agua hasta casi ahogarlo), le hizo imposible ir a una piscina durante años. Los nazis lo deportaron al campo de concentración de Buchenwald, cerca de la ciudad alemana de Weimar. “Estuve en el tren cinco días y cuatro noches, éramos 120 personas apretadas en un vagón de mercancía, tan apretadas que yo, durante todo el viaje, casi nunca pude tener los dos pies apoyados en el suelo al mismo tiempo. Allí nadie respiraba, el calor era insoportable”, relató.

Convertido en el preso 44.904 de aquel campo de exterminio, donde le marcaron como “rotspanier”, un “rojo español”, con una “S” inscrita en un triángulo rojo, Semprún se salvó de una muerte segura gracias a que hablaba alemán y dijo ser estucador, no estudiante. Destinado a las oficinas, se encargaba de elaborar las listas de los que debían ser trasladados. Algunos le acusaron, después, de que siempre intentó no incluir en esos listados a las personas que pertenecían a la resistencia clandestina del campo, en general militantes comunistas como él.

El infierno de Buchenwald termino el 11 de abril de 1945, cuando fueron liberados por los soldados norteamericanos, pero aquella experiencia marcaría para siempre la vida de Jorge Semprún, que fue incapaz de abordar aquel horror hasta mucho después. “¿Sabe usted qué es lo más importante de haber pasado por un campo?¿Sabe que eso, que es lo más importante y lo más terrible, es lo único que no se puede explicar? El olor a carne quemada. Tengo dentro de mi cabeza, vivo, el olor más importante de un campo de concentración. Y no puede explicarlo. Ese olor se va a ir conmigo, come ya se ha ido con otros”, afirmó años después en “El País”.

Semprún regresó a París, donde terminó Filosofía y Letras y, después, trabajó como traductor para la Unesco. Tras un fugaz primer matrimonio, conoció a la actriz y dramaturga Loleh Bellon, con la que se casó en 1947 y tuvo a su primer hijo, Jaime, pero aquella unión no duró mucho. A partir de 1952, se volcó en la militancia en el PCE y, con el nombre falso de Federico Sánchez, viajaba asiduamente a Madrid para promover la organización de intelectuales y universitarios contrarios al franquismo. La Policía nunca consiguió detenerle.”De esa época conservó reflejos condicionados absurdos de los que me río íntimamente: todavía hoy, si quedo a comer con unos amigos en un restaurante, llego antes y observo el entorno para comprobar que nadie me sigue”, explicaba hace apenas un año. Divorciado y enamorado de nuevo, se casó en 1955 con Colette Leloup, con la que tuvo cinco hijos: Dominique, Ricardo, Pilar, Juan y Pablo.

En 1956, Jorge Semprún entró en el Comité Central del Partido Comunista Español, donde tenía una excelente sintonía con Dolores Ibárruri, “la Pasionaria”, y enormes diferencias con Santiago Carrillo. El desacuerdo entre ambos fue en aumento y terminó con la expulsión de Semprún, junto con Fernando Claudín, del partido en noviembre de 1964 acusados de “revisionistas”.

Su “muerte” como político comunista dejó paso a su faceta como escritor y guionista, que desarrollo fundamentalmente en francés (de su veintena de volúmenes solo dos fueron escritos en castellano). En 1963, publicó “El largo viaje”, donde narraba las terribles experiencias vividas en Buchenwald. Tres años más tarde, volvió a recrear otra de las etapas de su existencia en el guión de “La guerra ha terminado”, película que interpretaría Yves Montand, que se convirtió en uno de sus mejores amigos. El francés también protagonizó “Z”, un filme de Costa-Gavras con argumento de Semprún que recibió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1970. En 1969, publicó la novela “La segunda muerte de Ramón Mercader”, que le valió el prestigioso premio galo Fémina, y, a lo largo de los años 70 y 80, alternó el cine con la literatura. En 1977, fue galardonado con el premio Planeta por “Autobiografía de Federico Sánchez”, libro de carácter biográfico. Siguió viviendo en París hasta que, en 1988, Felipe González le ofreció ser ministro de Cultura. Ocupó esa cartera -desde la que medio para la adquisición de la colección Thyssen- hasta 1991, dejando el cargo por desencuentros con Alfonso Guerra.

Instalado de nuevo en París a sus 70 años, este hombre de los que muchos han resaltado su inmensa valía personal, su gran talento y sus dotes conversadoras, volvió a narrar experiencias autobiográficas en “La escritura o la vida” (1995), uno de sus mejores libros. En abril del 2010, cuando ya estaba muy enfermo, no quiso perderse la conmemoración del 65° aniversario de la liberación de Buchenwald. A sus 86 años, la vida aún le deparaba dos duros golpes. Con pocos meses de diferencia fallecieron su esposa, Colette, y su hijo Jaime. La frágil salud de Jorge Semprún empeoró a principios del 2011 y estuvo ingresado dos meses en el hospital, pero quiso pasar sus últimos días en su casa de París, donde falleció, rodeado de sus hijos y sus nietos, en la madrugada del 7 de junio.

Tras recibir un homenaje público en el instituto Henri IV donde estudió bachillerato, sus restos mortales fueron enterrados en la intimidad de su casa de campo de Garentreville, junto a su esposa.

VÍDEOS DE Jorge Semprun
A continuación podemos ver un vídeo de Jorge Semprun :





Fotos de Jorge Semprun:



jorge_semprun

 

 
 
2011 - sarpanet.info