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José de Antequera y Castro



BIOGRAFÍA DE José de Antequera y Castro:

Nombre real: José de Antequera y Castro
Profesion: Caudillo intelectual y político de la Revolución de los Comuneros
Nacimiento: 1690.
Lugar de Nacimiento: Panamá


Caudillo intelectual y político de la Revolución de los Comuneros. Nacido en 1690 en Panamá, Virreinato de Nueva Granada, procedía de una familia ilustre. Su padre José Francisco de Antequera y Enríquez fue ministro y presidente de la Audiencia de Charcas durante gran parte de su vida y su madre Juana de Castro, ambos de noble alcurnia de Castilla. Recibió de niño cuidada educación, estudió letras, ciencias y latín, cultivó la poesía y supo traducir a los grandes poetas latinos. Se graduó de maestro y Licenciado en Artes.

Sus estudios superiores los realizó en España, donde se recibió de doctor en jurisprudencia y teología.

Por sus méritos adquirió fama de orador y en el ejercicio de su profesión sobresalió por su brillantez.

Fue condecorado con el título de Caballero de la Orden de Alcántara y regresó a América, como Oidor y Fiscal Protector de Naturales, en la Real Audiencia de Charcas. Ésta lo nombra el 20-XI-1720 Juez Pesquisidor del gobierno de Paraguay, con la misión de investigar serios cargos denunciados, contra el gobernador de Paraguay, Diego de los Reyes Balmaceda.

Viajó desde Charcas a Lima para recibir la confirmación que le fue extendida por el Virrey arzobispo fray Diego de Morcillo Auñon, en la provisión real del 15-I-1721, tras lo cual se dirigió a Asunción vía Santa Fe y Corrientes.

Éste se hizo reconocer por el Cabildo asunceno, como gobernador, y desde su cargo persiguió a los colaboradores de Balmaceda, que logró escapar de la prisión y comunicó al virrey del Perú, de lo sucedido y éste contrariado por la actitud de Antequera el 26-II-1722, dispuso reprobar su conducta y mandó anular lo actuado y reponer provisoriamente al gobierno a Balmaceda, hasta el nombramiento del gobernador definitivo.

Ayudado por el rencor que los vecinos le tenían a los jesuitas, fácil fue convencer al Cabildo para que resistiera la orden y comisionaran a Ramón de Llanas con doscientos hombres para encarcelar nuevamente a Balmaceda, pero éste regreso a las Misiones, se suponía para reunir las tropas de los indios misioneros. Antequera, en previsión, preparó un ejército de mil hombres y lo situó en el paso del Tebicuary.

Mientras tanto el virrey en Lima, el 26-II-1723 reiteró la orden de reposición de Balmaceda y por auto del 7-VI encomendó la ejecución de lo ordenado al coronel Baltasar García Ros, con el cargo de gobernador interino.

Enterado de esto Antequera, envió a Ramón de Llanas a apresar a Balmaceda, quien al llevarlo a cabo en la ciudad de Corrientes, originó un conflicto de jurisdicción con Buenos Aires. García Ros llegó a Corrientes, pero el Cabildo de Asunción había resuelto el 7-VIII-1724, resistir su intervención y además la expulsión de los jesuitas por estimarlos aliados de Balmaceda y García Ros.

El encuentro de García Ros con las fuerzas comuneras, en las riberas del Tebicuary, se realizó el 25-VIII-1724 y acto seguido al éxito de Antequera fueron expulsados los jesuitas de Asunción.

Cayeron prisioneros los padres jesuitas Policarpo Duffo y Antonio Ribera. Antequera, por este triunfo fue proclamado "Padre y Defensor de la Patria".

Antequera, entró en los cuatro pueblos misioneros paraguayos: San Ignacio Guazú, Santiago, Nuestra Señora de la Fe y Santa Rosa y los saqueó, haciendo ejecutar a Teodosio de Villaba, teniente gobernador de Villarrica. La situación de los comuneros y de Antequera a esta altura de los acontecimientos era muy seria y comprometida. Este viajó el 5-III-1725 a Charcas, vía Córdoba, para justificar su actuación acompañado de Sebastián Fernández Montiel, Juan de Mena, Alonso González de Guzmán, Tomás de Cárdenas, Diego de Yegros, etc.

El nuevo virrey del Perú Marqués de Castelfuerte expidió órdenes perentorias a Bruno Mauricio de Zabala para intervenir.

Desde Buenos Aires, Zabala se dirigió a Corrientes, donde instó al Cabildo asunceno a deponer toda resistencia, resolviendo éste acatarle. Zabala entró pacíficamente a Asunción el 29-IV-1725 poniendo al frente de la gobernación al vecino de Santa Fe, Martín de Barúa, sacó de la prisión a Reyes Balmaceda y regresó a Buenos Aires. Mientras tanto, Antequera, Juan de Mena y otros asuncenos, fueron detenidos y enviados a Lima, donde se efectuó un proceso que duró cinco años. Estando en Lima, en prisión, conoció a Fernando de Mómpox de Zayas, en el cual influyó con su ideario filosófico y popular.

Antequera fue ejecutado el 5-VII-1731, junto con Juan de Mena.

En la Plaza Mayor de Lima se levantaron dos cadalsos. Antequera y Mena fueron acompañados en esa emergencia por sacerdotes franciscanos y de otras órdenes. La multitud que rodeaba la plaza gritaba su desacuerdo y arrojaba piedras. El virrey Castelfuerte, al frente de la tropa, ordenó hacer fuego. Murieron Antequera, dos sacerdotes, dos soldados, un negro y algunas personas más. Juan de Mena, fue degollado antes de llegar al cadalso y su cabeza junto con la de Antequera (a quien también se la habían cortado, muerto ya) se exhibieron al público.

Años más tarde, el monarca Carlos III rehabilitó la memoria de Antequera declarándolo "honrado y leal ministro".

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