
Kim
Peek nació el 11 de noviembre de 1951 en Salt Lake City
(EEUU). Fue el menor de los tres hijos de un matrimonio mormón
formado por Fran, ejecutivo publicitario, y Jeanne, ama de casa.
A los 9 meses los médicos le diagnosticaron un retraso
mental severo debido a una macrocefalia -tenía el cráneo
más grande de lo normal- y a la ausencia de cuerpo
calloso, parte del cerebro que une los dos hemisferios cerebrales
y que regula la conexión entre ambos. Esa particularidad
de su cerebro hizo que se produjera un fallo en el sistema
de filtración de la información, que le llevaba
a retener hasta el 98% de todo lo que leía o veía
en televisión, mientras que una persona normal sólo
puede recordar un 45%.
Los especialistas aconsejaron a sus progenitores que le ingresaran
en un centro especial, pero, tras sopesar las ventajas e inconvenientes
de esta opción, sus padres decidieron criarle de la
forma más normal posible en su casa, en compañía
de Brian y Alison, sus dos hermanos. Fran y Jeanne se quedaron
helados cuando, con sólo 16 meses, el pequeño
empezó a hablar con fluidez. Además, leía
perfectamente el periódico y podía recitar de
memoria las obras de Shakespeare. Aquella situación
desconcertó tanto a la familia que buscaron asesoramiento
y los especialistas les explicaron que Kim padecía
el síndrome de Savant (síndrome del sabio),
que consiste en una serie de discapacidades mentales, físicas
o motrices acompañadas de determinadas habilidades
propias de las personas superdotadas. Eso quería decir
que el pequeño Kim no era capaz de valerse por sí
mismo en necesidades tan básicas como darse un baño,
vestirse o comer, pero en cambio podía recordar con
todo lujo de detalles la trama de cualquier novela o recitar
libros enteros de poesía. Eso sí, sin entender
su significado y sin mostrar ningún tipo de emoción
ante lo que decía.
No aprendió a caminar hasta los 4 años y su
mayor diversión era memorizar listines de teléfonos
y códigos postales del país o sumar los números
de las matrículas de los coches. A los 6 años,
el cirujano Peter Lindstrom sugirió a sus padres que
sería conveniente practicar una lobotomía, una
operación quirúrgica por la que se procedía
a la ablación de los lóbulos frontales del cerebro
del paciente. Este tipo de intervención estuvo muy
de “moda” en EEUU en los años 50 y una
de las 10.000 pacientes que la sufrieron fue Rosemary Kennedy,
hermana mayor del presidente J.F.Kennedy, si bien esto se
mantuvo en secreto durante años. Pese a la opinión
de los especialistas, los padres de Kim se negaron a convertir
a su hijo en un vegetal.
A los 7 años, Kim ya se sabia de memoria toda la
Biblia y, a los 14, ya había terminado el instituto,
si bien las autoridades académicas se negaron a darle
el título porque había acabado los cursos con
cuatro años de antelación. Con tal de que llevara
una vida lo más normal posible, a los 18 años
empezó a trabajar en un departamento de contabilidad,
donde dio muestras de su extraordinaria habilidad para efectuar
operaciones matemáticas, ya que, sin la ayuda de calculadoras,
era capaz de rellenar mentalmente las hojas de contabilidad,
pagar a los proveedores y rellenar las nóminas de los
trabajadores.
Con el tiempo llegó a tener en su memoria un calendario
de 10.000 años que le permitía situar cualquier
hecho en las coordenadas correctas, por lo que llegó
a ser conocido con el sobrenombre de Kimputer. Debido a su
discapacidad para desenvolverse con otras personas siempre
estuvo muy protegido por su familia y, a duras penas, tenía
amigos. Su tiempo libre lo invertía devorando libros.
Era capaz de leer dos páginas en menos de ocho segundos
porque usaba los dos ojos al mismo tiempo -con el izquierdo
leía la página izquierda y con el derecho hacía
lo propio con la derecha-, almacenaba el contenido en su memoria
y, pese a que transcurrieran muchos años, recordaba
los personajes, sus historias y los lugares en los que transcurría
la trama, aunque sin comprender la historia o sacar alguna
conclusión. En el momento de su muerte se sabia de
memoria la asombrosa cifra de 9.000 libros. Por si esto fuera
poco, también era capaz de memorizar partituras enteras
que tocaba al piano con pasmosa facilidad pese a no tener
ningún conocimiento musical.
Tras el divorcio de sus padres en 1981, Kim se quedó
bajo el cuidado de su padre, que siempre estuvo muy pendiente
de él, aconsejándole correctamente para que
nadie sacara provecho de sus dotes. Durante su comparencia
en 1984 en la conferencia de la Asociación de Personas
Retardadas de Arlington (Texas) conoció al productor
y guionista Barry Morrow, que unos años antes había
escrito el guión para la película “Bill”,
sobre un hombre con retraso mental, que interpretó
Mickey Rooney. Kim y Barry charlaron durante varias horas
sobre la Guerra de Secesión norteamericana, la I y
II Guerra Mundial y otros asuntos históricos. El guionista
quedó tan impresionado con sus habilidades que decidió
inspirarse en él para escribir el guión de su
siguiente filme, “Rain Man”, la historia sobre
un joven “yuppie” (Tom Cruise) que, al morir su
padre, descubre que tiene un hermano autista (Dustin Hoffman),
que ha heredado toda la fortuna. Hoffman se vio varias veces
con los Peek y en aquellas entrevistas charlaron sobre temas
tan variados como la monarquía británica, el
cine, el programa espacial o de libros de literatura y geografía.
La película consiguió tres de los ocho Oscar
a los que estaba nominada -mejor director, mejor actor y mejor
guión- y Hoffman, en reconocimiento a las capacidades
de Kim, aseguró que “puede que yo sea una estrella,
pero tu eres el cielo”.
Aunque a Kim nunca se le llegó a considerar autista,
el éxito de la película cambio radicalmente
la vida de los Peek, ya que fueron el centro de atención
de numerosos medios de comunicación y realizaron innumerables
conferencias en universidades, prisiones y otras instituciones
de Estados Unidos para concienciar a la gente sobre los discapacitados
mentales. Antes de empezar sus discursos, los dos leían
la misma nota introductoria “Tenemos que aprender a
reconocer y respetar las diferencias existentes entre las
personas y tratarlas de la misma manera como queremos que
nos traten a nosotros. De esta manera albergaremos la felicidad
y la esperanza”. Jamás cobraron un dólar
por sus intervenciones, pero Kim se lo pasaba en grande porque
al acabar cada una de sus exposiciones mostraba a toda la
audiencia el Oscar especial que había recibido. A lo
largo de su vida protagonizó varias anécdotas
que dejaban perplejo a quien le escuchaba, como cuando cuatro
meses después de haber leído en poco más
de una hora la novela “La caza del octubre rojo”,
de Tom Clancy, le preguntaron si recordaba el nombre del operador
de radio ruso del libro. Ni corto ni perezoso, Kim reprodujo
mentalmente todo el fragmento que hacia referencia al personaje.
En 1996, Fran escribió un libro sobre su hijo que
titulo “El auténtico Rain Man: Kim Peek”
y que fue todo un éxito de ventas. En el 2004,la NASA
empezó a estudiar su cerebro con tomografías
y resonancias magnéticas para intentar descubrir por
que una persona con un cociente intelectual de sólo
87 (la media esta en unos 110) era capaz de realizar cosas
tan asombrosas. Su padre aseguró que la investigación
tenía “el objetivo de medir qué sucede
en su cerebro cuando se expresa y cuando piensa sobre lo que
expresa”.
Tras sufrir una infección de las vías respiratorias,
Kim, que era especialista en 15 temas pero era incapaz de
atarse los zapatos o saber en qué cajón estaban
sus calcetines, falleció el pasado 19 de diciembre,
a los 58 años, debido a un paro cardíaco.
VÍDEOS DE Kim Peek
A continuación podemos ver un vídeo de Kim Peek :