Lance Armstrong, uno de los grandes ciclistas de la historia

Lance ArmstrongLance Armstrong nació el 18 de septiembre de 1971 en Plano (Texas, Estados Unidos). Hijo único, nunca conoció a su padre biológico. Su madre, Linda Mooneyham, tuvo que sacar sola adelante al pequeño. Madre e hijo vivían en un modesto barrio de Dallas, que el propio Armstrong definió años después así: “Ropa colgada en los tendederos y un Kentucky Fried Chicken en cada esquina”. En uno de esos establecimientos de comida rápida trabajaba su madre, quien, cuando Lance tenía 3 años de edad, se casó con Terry Armstrong. El padrastro resultó ser un tipo irascible, que le pegaba por cualquier cosa. En ese ambiente tan violento, Lance creció muy unido a su madre. Una de sus frases típicas -“transforma cada cosa negativa en algo positivo”- se convirtió en una de las máximas de su vida. Poco brillante en los estudios, Lance probó suerte en el mundo del deporte. Como no era bueno en el fútbol americano -el deporte rey en EEUU- eligió la natación, disciplina en la que consiguió tener buenas marcas. También practicó durante un tiempo el atletismo de resistencia y, finalmente, empezó en el ciclismo, una práctica deportiva que no goza de especial popularidad en Norteamérica. A la edad de 13 años, Armstrong competía en triatlón (deporte que combina natación, carrera y bicicleta), categoría deportiva en la que logró ganar sus primeras competiciones locales.

Con 14 años, Lance se enteró de que su madre se divorciaba por culpa de los líos de faldas de su padrastro. Desde entonces, el muchacho estuvo todavía mucho más unido a su madre, por la que siempre ha sentido auténtica veneración. Como sus condiciones físicas eran realmente excelentes para un deporte tan duro como el triatlón, Armstrong empezó a competir con rivales cada vez más preparados. Paralelamente a sus éxitos deportivos, la ascendente carrera del joven empezó a reportarle importantes ingresos económicos. Al cabo de un tiempo, descubrió que prefería concentrar sus energías en el ciclismo más que en correr o nadar y focalizó todo su esfuerzo en el deporte de los pedales. Muy pronto, cuando Lance era aún un estudiante de instituto, el equipo nacional de ciclismo le ofreció integrarse en sus filas para trabajar con ellos. Aceptó la oferta.

Pero, además de un deportista prometedor, Lance Armstrong era el típico adolescente norteamericano. Buscaba tanto el reconocimiento social como probar los más locos desafíos. El amor por el riesgo estuvo a punto de costarle la vida. Subido en la bicicleta, se dedicaba a pasar los semáforos a toda velocidad justo cuando cambiaban de color.

En una ocasión, en un cruce de dos calles bastante grandes, una camioneta Ford se lo llevó por delante. Tras el impacto, Armstrong salió despedido de su bicicleta y, tras dar varias vueltas en el aire, cayó de cabeza (sin casco) en el asfalto. No se mató de milagro, pero sufrió conmoción cerebral, el desgarro de un pie, esguince de rodilla y varias contusiones menores. La suerte que había tenido no le sirvió para hacer propósito de enmienda y siguió haciendo salvajadas de ese tipo al volante del primer coche que pudo pagarse.

En 1990, fue seleccionado para competir en el Mundial juvenil. Los expertos veían que tenía extraordinarias cualidades físicas, aunque carecía de la menor noción de táctica ciclista. Su única estrategia era la fuerza bruta. Es decir, se situaba en primera posición y pedaleaba con todas sus fuerzas, abriéndose camino.

Como la vida le sonreía y empezaba a cobrar como un profesional de la bicicleta, Armstrong se instaló en Austin (Texas) y empezó a competir en Europa. En las carreteras del Viejo Continente aprendió las leyes del pelotón, las triquiñuelas y los trucos que no están escritos en ninguna parte y que se conocen con la experiencia. Su primera gran carrera fue la durísima Clásica de San Sebastián. Tras correr 160 kilómetros por un terreno desigual y con un clima espantoso, llegó el último de los 111 corredores. Aquel estrepitoso fracaso estuvo a punto de hacerle volver a casa, pero se quedó y, semanas más tarde, en el Gran Premio de Zurich, llegó el segundo a la meta. Con todo, seguía careciendo de técnica, para desesperación de sus entrenadores.

En 1993 debutó por primera vez en el Tour de Francia. Llegó a ganar una etapa, pero no pudo superar los terribles Alpes. Se retiró de la carrera cuando en una de las etapas de montaña llegó tan tarde a la meta que ni siquiera los coches de su equipo le habían esperado. Pero su carrera no estaba, ni mucho menos, acabada. Al cabo de unos meses se proclamó campeón del mundo en Oslo (Noruega), por delante de Miguel Indurain. Entonces dijo: “Si Neil Armstrong llegó a la luna, yo pienso llegar a Marte”. Desde entonces su palmarés empezó a acumular premios: La Clásica de San Sebastián en 1996, dos tour Du Pont (95 y 96) y una Flecha Valona (96).

Pese a que su progresión era notable, todo se vino abajo para el ciclista en octubre 1996 cuando le detectaron un cáncer de testículos. Armstrong comunicó a la prensa que se retiraba del ciclismo para disputar otra carrera, la de la vida, ya que el cáncer se había extendido al cerebro y los pulmones. Testarudo, obstinado y respaldado por su madre y sus asesores, el ciclista estudió toda la información sobre el cáncer que caía en sus manos hasta que, finalmente, eligió tratarse en el hospital de la Universidad de Indiana(EEUU), único centro ontológico que le garantizaba un tratamiento que, si tenía éxito, no ponía en peligro su capacidad pulmonar y, por tanto, su carrera ciclista. El tratamiento fue rápido, intenso y duro: perdió el cabello, le sangraban las encías y las sustancias químicas atacaron su médula ósea, músculos, dientes y aparato digestivo. Estaba mareado, vomitaba continuamente y adelgazó muchos kilos. Pero el 13 de diciembre de 1996, finalizado el proceso de la medicación, los médicos le dijeron que había vencido el cáncer. Creó una fundación de lucha contra el cáncer con su nombre y anunció que regresaría a la competición ciclista en la temporada 1998, pero ninguno de los grandes equipos europeos quiso contratarlo. Finalmente, fichó por el noretamericano US Postal. Conforme iba entrenando, pudo darse cuenta de que recuperaba la misma potencia física de antes, pero que sus posibilidades para ganar en el Tour aumentaban porque había perdido bastante peso. En mayo de 1998 se casó con Kristin Richard. Un año después, llegó el primer hijo, Luke David,concebido por inseminación artificial. Dos años después, la pareja tuvo gemelas -Isabelle y Grace- por el mismo método.

En 1999, Armstrong, al que la gente de su equipo apoda Míster Milímetro por lo puntilloso que es en todos los detalles relacionados con su preparación física, ganó su primer Tour y repitió la hazaña en las tres ediciones siguientes: 2000, 2001 y 2002. Su meta es igualar el palmarés de Miguel Indurain, Anquetil, Merckx e Hinault (ganadores de cinco Tour) y superarlos con una victoria más. El ciclista, que reside con su familia en la ciudad de Girona, donde ha encontrado tranquilidad y anonimato, ha sido galardonado con el Príncipe de Asturias de los Deportes por su condición de campeón y por ser un ejemplo mundial de superación en su lucha contra el cáncer.


VÍDEOS DE Lance Armstrong
A continuación podemos ver un vídeo de Lance Armstrong :





Fotos de Lance Armstrong:



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