Marga Dandurain

marga_dandurainJeanne Amélie Marguerite Clérisse nació el 29 de mayo de 1893 en Bayona (Francia). Fue la menor los tres hijos del matrimonio formado por Maxime Ernest Clérisse, magistrado que llegó a ser juez del Tribunal de Bayona, y de Marie Jeanne Diriart, miembro de una ilustre familia de notarios y médicos. A muy temprana edad, Marga se rebeló contra aquella sociedad rural, machista, ultracatólica y conservadora que a duras penas tenía en cuenta a la mujer y demostró tener un comportamiento díscolo, indisciplinado e irresponsable que no le gustaba nada a su madre, una mujer conservadora y autoritaria. Por tal motivo la ingresaron en varias instituciones religiosas, como las regidas por monjas ursulinas o las hermanas de NotreDame de Sion, pero de todas ellas fue expulsada por desobediencia, violación de las reglas, mala conducta e inducción a la revolución. Su madre estaba tan escandalizada y preocupada que llegó a creer  que el demonio se había apoderado de ella. Con 13 años, la niña seguía rebelándose contra su entorno, por lo que sus padres, ya desesperados, decidieron internarla en las ursulinas de Fuenterrabía (Guipúzcoa), que tenían fama de ser más severas que las francesas. Allí empezaron a llamarla Marga. A los 16 años, ya era una atractiva joven de tez morena, con el rostro angu1oso,el cabello ondulado negro muy corto, unos ojos expresivos y una nariz grande. Estilosa y desenvuelta, Marga sabia encandilar a los hombres con su simpatía y espontaneidad. Los veranos los pasaba con su familia en las playas de Biarritz y, en invierno, estudiaba dibujo, música y bordado porque la tradición marcaba que así haría la vida mas agradable a su futuro esposo.

Este fue un duro obstáculo para sus padres ya que pensaban que ningún hombre querría casarse con ella por su carácter independiente y petulante. Después de mucho tiempo, se reencontró con un primo lejano doce años mayor que ella, Pierre d’Andurain, de quien escribió: “Me gustó de inmediato y le invité al campo para que asistiera a una representación de una comedia que íbamos a interpretar un grupo de amigos. Desde ese momento, visitaba con frecuencia nuestra casa y la decisión de casarnos fue sólo nuestra”. El matrimonio Clérisse estuvo decepcionado con la elección de Marga, porque tenían la esperanza de casar a sus dos hijas con hombres ricos e influyentes, condiciones que Pierre no reunía a pesar de pertenecer a una familia de alto linaje.  Tras las objeciones de sus padres, la pareja finalmente se casó el 13 de febrero de 1911, lo que supuso para Marga un pasaporte para cierta libertad. Unos meses después de su larga luna de miel por el norte de África, el 4 de diciembre nació su primer hijo, Jean Pierre, apodado Pio. A pesar de las apariencias, el matrimonio no tenía trabajo estable y carecía de ingresos económicos, así que decidieron probar fortuna en Argentina.

Pierre quiso comprar una finca para criar caballos, pero las circunstancias adversas propiciaron que al final sobrevivieran como ganaderos en una granja destartalada en medio de la pampa. A los dos años, regresaron a Francia donde les pilló de lleno el estallido de la Primera Guerra Mundial, lo que no evité que tuvieran otro hijo, Climent Maxime Jacques, que nació el 26 de noviembre de 1916. Cansada de las penurias económicas y de la indecisión de su marido, Marga tomó las riendas en los negocios, se instaló en Paris y se convirtió en una decoradora y diseñadora de éxito lo que mejoró su situación económica ayudada por  la cuantiosa herencia que recibió a la muerte de su padre.

Mujer aventurera, extravagante, inquieta y curiosa, decidió inventarse un título de condesa y poner rumbo a E1 Cairo en busca de un país exótico y cálido. Tras ser reclutada por el servicio de inteligencia británico para trabajar como espía en Oriente Próximo, en la capital egipcia abrió el instituto de belleza Mary Stuart, un salón “chic” y elegante que le sirvió como tapadera para conseguir información de las mujeres de los oficiales franceses y miembros de la realeza británica. Entre sus clientas figuraban la esposa del rey Fuad I, la sultana Nazli Sabri, madre del príncipe heredero Faruk y de Fawzia, que seria la primera esposa del sha de Persia. En aquella época, los condes d’Andurain disfrutaron de una intensa vida social, tenían citas con estiradas damas británicas y acaudaladas egipcias y, poco a  poco, se convirtieron en personajes indiscutibles de la alta sociedad egipcia.

En aquellos años, El Cairo era un hervidero de espías, informadores y agentes dobles que se movían entre intrigas y rivalidades en las que Marga se sentía como pez en el agua. Sin embargo, cansada de las fiestas, quiso darle más emoción a su existencia y, tras un  encuentro aparentemente fortuito con la baronesa Brault, su vida cambio para siempre. La dama británica la invitó a visitar Siria y Palestina con el mayor W F. Sinclair, jefe del servicio de inteligencia británico en Haifa (Palestina) y aceptó encantada. Aquel viaje arduo y peligroso desencadenó las sospechas de las autoridades militares francesas de la zona que pensaban que aquella condesa en compañía de un veterano oficial británico no podía ser mas que una peligrosa espía contratada por los servicios de información enemigos. Durante el tiempo que estuvieron juntos, Marga y Sinclair vivieron una bonita historia de amor, la condesa llegó a pensar incluso en abandonar a su marido, pero, en cuanto descubrió Palmira, quedo tan eclipsada que no pudo evitar regresar a El Cairo y convencer a Pierre para comprar el único hotel de la zona. Además se dio cuenta de que seguía enamorada de él y le dio calabazas a Sinclair, que unos días después se suicido por amor. Fueron momentos muy duros, pero Marga seguía firme en su decisión de comprar el hotel y, como no disponía de liquidez, se le ocurrió una idea genial. Le pidió el divorcio a su marido porque según las cláusulas de su matrimonio la condesa podría  disponer de dinero en caso de viudedad o divorcio. “Nos divorciamos llevándonos a las mil maravillas -solía contar-. Pierre seguiría siendo mi verdadero esposo y mi mejor y más fiel amigo. Pero desde el punto de vista legal era libre”. Marga rebautizó el hotel con el nombre de Zenobia y lo convirtió en un auténtico palacio oriental en medio del desierto en el que se alojaron Alfonso XIII, la reina de Rumania, Agatha Christie y un sinfín de visitas comprometedoras que no gustaban a las autoridades francesas.

En 1933, decidió realizar su aventura más descabellada al ser la primera occidental en entrar en la ciudad santa de La Meca. Seductora, misteriosa y rebelde, no se conformaba con haber sido la primera europea en vivir en Palmira, de conducir sola por el desierto o de frecuentar a los beduinos en sus tiendas. Desafió todas las convenciones sociales y, para conseguir su propósito, contrajo un matrimonio de conveniencia en marzo de 1933 con un humilde comerciante de camellos llamado Soleiman el Dekmari, tras lo que emprendió un viaje que se convirtió en una auténtica pesadilla. Al desembarcar en  el puerto de Yidda, a orillas del mar Rojo, fue descubierta por las autoridades locales y recluida en el harén del vicegobernador a la espera de que su esposo regresara de la peregrinación. Durante su encierro, aprovechó para bordar y enseñar fandango, valses y charleston a las esposas y concubinas, pero su situación se agravó al ser acusada del asesinato de Soleiman, muerto en extrañas circunstancias. Fue encarcelada en la prisión de Yidda y se libró de morir lapidada gracias al cónsul francés, que la deportó a Francia en 1933. Durante un año, Marga no pudo ver a Pierre, su ex, y a su hijo Jacques, que se quedaron al frente del hotel. El reencuentro fue tan maravilloso, que volvieron a casarse en Beirut en diciembre de 1936, pero la felicidad duró poco porque el conde d’Andurain murió en un atentado brutal. Tras este trágico suceso, Marga abandonó Siria para siempre y se instaló en un París asediado por la ocupación alemana donde traficó con opio para continuar con su opulenta vida. Durante esa época, se enorgulleció de que su hijo Jacques se convirtiera en líder de la Resistencia, pero sufrió un duro golpe cuando Pio falleció en el frente de Alsacia a principios de 1945.

 Para olvidar los desastres  de la guerra, se instaló en la Costa Azul con Jacques, pero la tranquilidad se truncó cuando la acusaron de envenenar con una trufa de choco- late a su sobrino Raymond Clérisse. Pasó nuevamente varios días en la cárcel, pero la dejaron en libertad por falta de pruebas. En esa época se dedicaba, entre otras cosas, a escribir su libro de memorias “Le Mari-Passeport” , pero su ansia de aventuras la empujó, en 1948, a emprender su última gran aventura, aceptando la oferta de comprar oro en el Congo para luego revenderlo a precios desorbitados. Cogió su velero, el Djeilan, y atraco en Tánger, donde contrató al matrimonio Hans y Hélène Abele para que la ayudaran en la travesía. El 5 de noviembre de 1948, Marga d’Andurain desapareció misteriosamente y al poco tiempo, Hans y Hélène fueron detenidos y de- clarados culpables del asesinato de la condesa, cuyo cuerpo jamás apareció. Su extraordinaria vida ha sido recogida recientemente en el emocionante libro “Cautiva en Arabia” (Ed. Plaza y Janés) de Cristina Morato, que ha viajado a los lugares donde vivió Marga y ha contado con la ayuda de su único hijo vivo, Jacques d’Andurain, que a sus 92 años vive en una residencia de ancianos a las afueras de París.

VÍDEOS DE Marga Dandurain
A continuación podemos ver un vídeo de Marga Dandurain :





Fotos de Marga Dandurain:



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