Mario Cabré

mario_cabreMario Cabré Esteve nació el 6 de enero de 1915 en Barcelona. Hijo de un actor y una modista, fue el segundo de cuatro hermanos. Como el dinero escaseaba en su casa, de niño sólo acudió seis meses al colegio y fue su progenitor quien le enseño a leer y a escribir. “Fueron muchos los días en que nuestra comida consistía en café con leche con pan para hacer sopas”, explicaba recordando su infancia. De formación autodidacta, en la adolescencia sintió la vocación de poeta y escribió sus primeros versos. A los 13 años, conoció al torero Leopoldo Domínguez, “el Niño de la Macarena”, quien le animó a probar suerte como diestro.

La propuesta caló hondo en el joven Mario, quien empezó a torear en el salón de su casa con la ayuda de su hermana Ana, que ejercía el rol del astado. Para contribuir a la economía familiar, Mario trabajó como meritorio en las oficinas de la fábrica donde se elaboraba el Picón, una bebida cuyo ingrediente principal eran las pieles de naranja. Siguiendo con la tradición familiar, también probó suerte en el teatro, y, en 1932, participó, por primera vez, en una obra de aficionados. Desde entonces, alternaría su faceta de actor con la de torero.

El 23 de septiembre de 1935 debutó como novillero en la Monumental de Barcelona y lo hizo a escondidas de los suyos. “Alquilé un traje de luces y, para que en mi casa no se enterasen de mi presentación, me fui a vestir de torero a casa de un amigo y, después, me encaminé hacia la plaza a bordo de un tranvía”, recordaba. Su carrera se vio interrumpida por el estallido de la Guerra Civil. Reclutado por las tropas republicanas, fue destinado a Brihega (Guadalajara), y la contienda le inspiró numerosos poemas que fueron publicados en una revista para los combatientes.

Acabada la guerra, retomó su actividad taurina. En 1941, se presentó en Madrid y, aquel mismo año, vivió una apasionada historia de amor con Montserrat Suc, una modelo que desfilaba para Pertegaz. El 1 de octubre de 1943 tomó la alternativa de manos de Domingo Ortega en la Maestranza de Sevilla. “Tenia 38 grados de fiebre y me vi obligado a sentarme en el estribo entre toro y toro”, contaba de aquella tarde. Después de tres temporadas como diestro, volvió a alternar esta actividad con su faceta de actor teatral con “Don Juan Tenorio”, una de las obras que más veces representó. En 1947, participó en su primera película, “Oro y Marfil”, de Gonzalo Delgrás.

 Al año siguiente sufrió una cogida durante el rodaje “El Centauro”, película en la que conoció a la actriz Isabelita de Pomés, con quien vivió un idilio. Ese mismo año se le relacionó con otra artista, Mary Martín.

  En 1950, le ofrecieron un papel en una producción de Hollywood, “Pandora y el holandés errante”, que se rodó, principalmente, en la Costa Brava con Ava Gardner como protagonista femenina. Mario Cabré aseguraba que el flechazo entre él y la actriz se produjo en cuanto ésta bajo del avión. “Detuvo sobre mí sus bellísimos ojos verde esmeralda, al tiempo que sonreía de forma encantadora. Algo, en un instante, había ocurrido, algo que no se podía explicar. Era como una serie de destellos fascinantes que lo estuvieran envolviendo todo y nos aislaran del resto de la gente”, explicaba.

La apasionada historia de amor entre ambos hizo correr ríos de tinta y, cuando la noticia llegó a oídos de Frank Sinatra, entonces marido de la actriz, el cantante viajó rápidamente hasta España para recuperar a su amada. Ésta dejó una huella muy profunda en el torero, quien le escribió varios poemas que más tarde publicaría en el libro “Dietario poético a Ava Gardner”.

Después del sonado romance con la actriz estadounidense, rodó “Una cubana en España”, con Blanquita Amaro, con la que vivió un fugaz idilio. En el estreno londinense de “Pandora y el holandés errante”, en 1951, conoció a Yvonne de Carlo, de la que también se enamoró. Mario, que se había ganado la fama de “latin lover”, la invitó a España y ambos viajaron juntos por diferentes puntos de nuestra geografía. La pareja acudió al Festival de Cannes y allí se rompió su relación como consecuencia del “affaire” que Mario mantuvo con la actriz griega Irene Papas.

En el rodaje de “Noches andaluzas”, en 1953, coincidió con la francesa Geneviève Page, con la que también vivió un romance. Un año después, inició una relación amorosa con Elisa Montes, actriz con la que trabajó en la película “Marta”. Fueron pareja durante tres años hasta que ella le dejó porque se había enamorado de otro hombre: Antonio Ozores.

En 1956, Mario Cabré se encontraba en Argentina representando una obra teatral cuando un empresario turístico le ofreció dar vuelta al mundo en barco para filmar un documental que recogiese las costumbres de los diferentes países. La travesía duró un año. De vuelta a España, retomó su carrera como torero y sufrió una grave cogida en septiembre de 1957, en Barcelona. En 1960, tomó la decisión de dejar los ruedos de manera definitiva. “El año en que me despedía como matador de toros tuve un bajón interior, una sensación angustiosa de vacío que no pude equilibrar hasta pasado mucho tiempo”, explicaba. A partir de entonces, añadió una nueva faceta profesional a su vida: modelo de pasarela. También probó suerte como empresario teatral, pero, según sus propias palabras, acabó perdiendo dinero. En aquel tiempo, estuvo dos años unido sentimentalmente a la actriz Nuria Torray, la única mujer con la que hizo planes de matrimonio. Sin embargo, la historia se rompió  cuando la intérprete descubrió que Mario estaba viviendo un idilio con una “vedette” italiana llamada Patricia.

En los años 60, rodó en Argentina “Los hampones” y realizó un viaje a Hollywood, donde entabló amistad con actores como Fred Astaire, Cyd Charisse o Natalie Wood. En 1964, Mario Cabré debutó como presentador de televisión, conduciendo, junto con José Luis Barcelona, el programa de Televisión Española “Reina por un día”, un espacio que pretendía hacer realidad los sueños de las amas de casa de la época. Su carrera cinematográfica vivió algunos años de declive hasta que el director Pere Portabella le ofreció protagonizar dos películas: “No contéis con los dedos” (1967) y “Nocturno 29” (1968). En un teatro de Barcelona, Mario conoció a  una venezolana llamada Belén, con la que entabló una relación de 17 años. Su carrera artística se vio truncada el 8 de mayo de 1 1976, cuando, en el transcurso de una cena de peñas taurinas, cayó desplomado. Sufrió una embolia que le dejó paralizado el lado derecho del cuerpo. Ingresado en un centro de rehabilitación de Benicassim (Castellón), aprendió a escribir con la mano izquierda para poder seguir componiendo versos. Su libro de poemas “Maramor” había sido galardonado con el Premio Ciudad de Barcelona en 1972. A pesar de su retiro forzoso, su recuerdo siguió muy presente entre sus admiradoras y la iniciativa de la locutora de radio Odette Pinto de montar excursiones para que las oyentes pudieran visitarlo tuvo una gran respuesta. Su relación sentimental con su entonces pareja, Belén, también se resintió tras la embolia. “Noté que el amor moría cuando ella fue dilatando más y más las visitas a Benicassim”, explicaba. En 1979, vieron la luz dos libros escritos durante su convalecencia: “Peldaños de eternidad” y “Recortes de amor”. En 1989, Mario Cabré se sintió lo suficientemente recuperado para volver a su casa de Barcelona, pero, a principios del año siguiente, su salud se agravó. Murió el 1 de julio de 1990 a los 75 años. Se calcula que, a lo largo de la su vida, protagonizó más de 20 películas, escribió más 2.000 poemas y mató unos 1.000 toros.

VÍDEOS DE Mario Cabré
A continuación podemos ver un vídeo de Mario Cabré :





Fotos de Mario Cabré:



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