Miguel Delibes

miguel_delibesMiguel Delibes Setién nació el 17 de octubre de 1920 en Valladolid. Fue el tercero de los ocho hijos de Adolfo Delibes, catedrático y director de la Escuela de Comercio de Valladolid, y María Setién, una bella burgalesa. Cursó estudios en La Salle y el colegio Lourdes de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Se enroló en la Marina poco antes del estallido de la Guerra Civil, contienda que le dejaría una profunda y dolorosa huella. En 1939, regreso a su ciudad natal y se matriculó en la escuela de Comercio y en la facultad de Derecho. El azar puso en sus manos el Manual de Derecho Mercantil, de Joaquín Garrigues, cuya belleza de lenguaje, uso de la metáfora y concisión de contenidos enamoró a Delibes. Apasionado por el dibujo, en 1941 hizo caricaturas con el pseudónimo de Max para el diario “El Norte de Castilla”, trabajo que combino con el negociado de valores del Banco Castellano y con la ocasional sustitución de su padre en la Escuela de Comercio. Poco a poco, le fue entrando el gusanillo de escribir y publicó su primer articulo titulado “El deporte de la caza mayor”, al que siguieron muchísimos más tras obtener, en 1943, el carnet de periodista. Dos años después, logro la cátedra de Derecho Mercantil.

 Hombre humilde, afable, extraordinariamente sencillo y de profunda catadura moral, se casó el 23 de abril de 1946 con su novia, Ángeles de Castro, de la que estaba, y siempre estuvo muy enamorado. Ella, que sería su musa y su gran referente, le dio siete hijos: Miguel, Ángeles, Germán, Elisa, Juan, Adolfo y Camino. Pero también fue la pieza decisiva para que Delibes iniciara su prolífica andadura literaria. Ángeles le animó para que escribiera su primera novela, “La sombra del ciprés es alargada”, con la que ganó el prestigioso premio Nadal en 1948, un excelente espaldarazo para seguir con su carrera como escritor en la que, durante años, tuvo que bregar con la censura franquista.

En 1950, tras sufrir un brote de tuberculosis, publicó “El camino”, su consagración en  la narrativa española de la posguerra y la primera de sus nueve novelas llevada al cine, en esta ocasión, por la directora Ana Mariscal. En 1952, fue nombrado subdirector de “El Norte de Castilla” y, seis años después, ocupó el puesto de director, cargo del que dimitió en 1963 por sus diferencias con Manuel Fraga Iribarne, a la sazón ministro de Información y Turismo. Durante esos años publicó “Diario de un cazador” (1955) -Premio Nacional de Narrativa-, “Siestas con viento sur” (1957) y “Las ratas”(1962), con la que ganó el Premio de la Crítica.

Tras pasar seis meses en EEUU como profesor del Departamento de Lenguas y Literatura Extranjera de la Universidad de Maryland, empezó a escribir “Cinco horas con Mario” (1966), considerada la  mejor de sus obras. Para Lola Herrera, que interpretó el lúgubre soliloquio de la irritante Menchu en los escenarios teatrales durante 10 años, Delibes “me regalo aquel personaje, que dio luz a mi vida».

Socarrón, sincero y divertido, Miguel saboreaba la vida como nadie y disfrutaba como un chiquillo con la caza. Dijo de sí mismo que era “un cazador que escribe”. Nunca se planteo dejar la casa de Valladolid en la que vivía con su mujer y sus siete hijos, ni siquiera cuando José Ortega Spottorno le propuso que fuera el primer director del diario “El País”. “Prometían ponerme un coto de caza en Madrid, pero no lo vi claro”, comentaba con su habitual sorna este escritor para el que estar en contacto directo con la naturaleza era uno de los pilares de su existencia. A los habitantes de Sedano (Burgos), donde tenía una casita a la que acudía los veranos, se les hizo familiar su magra figura paseando en bicicleta. En 1973, con más de 20 libros publicados y decenas de premios, fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua, ocupando el sillón “e” minúscula. “Sinceramente, creo que no tengo nada importante que añadir ni nada que enriquecen como no sea del mundo de la caza y la pesca, del que soy en la Academia el único representante”, aseguró este hombre para el que “un pueblo sin literatura es un pueblo mudo”. Aquel nombramiento, del que tomaría posesión el 25 de mayo de 1975, estuvo ensombrecido por la previa muerte de su esposa en noviembre de 1974, víctima de un fulminante tumor cerebral cuando tenía sólo 51 años. Esa pérdida sumió al escritor en una profunda depresión de la que sólo empezó a salir años más tarde con la publicación de la novela “El disputado voto del señor Cayo” (1978). Tras la desaparición de Ángeles, confesó que él “escribía para ella y cuando faltó su juicio me faltó la referencia. Sin duda alguna  se ha muerto la mejor mitad de mí mismo”. Sólo pudo rendirle homenaje 14 años después, en 1991, cuando publicó “Señora de rojo sobre fondo gris”, donde evocaba la figura del gran amor de su vida. Una década antes, en 1981, apareció su obra mas conocida, “Los santos inocentes», magníficamente llevada al cine dos años después por Mario Camus y por cuya interpretación Alfredo Landa y Paco Rabal se llevaron la Palma de Oro en el Festival de Cannes. A partir de ese momento llegaron los reconocimientos: Premio Príncipe de Asturias en 1982, Caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa en 1985, Premio Nacional de las Letras Españolas en 1991 y, dos años mas tarde, Premio Cervantes. Durante toda su carrera, Delibes fue fiel a su editorial     
-Destino-  porque, su propietario, el catalán Josep Vergés, con el que mantuvo toda su vida una gran amistad y una nutrida correspondencia, le ayudó cuando uno de sus hijos, Adolfo, sufrió graves quemaduras y tuvo que operarse en Barcelona.

El mismo día que entrego a la editorial “El hereje” (1998),  su última gran novela, le diagnosticaron un cáncer de colon, “por lo que, a partir de ese momento, sólo me ocupé de mi salud y de sobrevivir Ya no puedo hacer más. Se me ha saltado la cuerda como a los coches de los niños pequeños”. Sin apenas vida social, concedía entrevistas sólo por fax e invertía su tiempo en estar con  sus hijos y sus 18 nietos. Decía que “no hay que confundir la soledad con la falta de compañía. La primera la padezco como viudo fiel que he sido, pero no la segunda. Mi familia y mis amigos se desviven por atenderme”. Le horrorizaban las grandes ciudades, la pérdida de tiempo, el egoísmo y el alboroto. Era un hombre pasional, pragmático, interesado y preocupado por la ecología y un narrador de historias crítico con lo que le rodeaba. “El dinero es el motor de casi todo. Todo puede comprarse y venderse: exclusivas, niños, recalificaciones de terrenos... Es lamentable”, comentaba poco antes de su muerte, el 12 de marzo. Tenia 89 años. Miles de personas visitaron la capilla ardiente que se instaló en la Casa Consistorial de Valladolid para rendir culto a tan emblemático personaje. Tras su incineración, sus cenizas han sido depositadas en el panteón de Hombres Ilustres de Valladolid, a donde fueron trasladados los restos de su esposa para cumplir con su voluntad de reposar junto a ella.

VÍDEOS DE Miguel Delibes
A continuación podemos ver un vídeo de Miguel Delibes :





Fotos de Miguel Delibes:



miguel_delibes miguel_delibes miguel_delibes miguel_delibes miguel_delibes miguel_delibes miguel_delibes miguel_delibes

 

 
 
2011 - sarpanet.info