Miguel Ríos

miguel_riosMiguel Ríos Campaña nació el 7 de junio de 1944 en el barrio granadino de la Cartuja. Fue el Benjamin de Miguel y Antonia, un matrimonio de clase baja que tuvo nueve hijos, dos de ellos fallecidos durante el parto. Siendo un crio trajo de cabeza a sus padres con sus travesuras y diabluras, aunque se hacia querer por su simpatía y sentido del humor. A los 8 años empezó a estudiar en los salesianos, a donde iban los hijos de familias no acomodadas y participó en el coro de la escuela en el que descubrió su pasión por la música. De esa época recuerda que “los salesianos lo hicieron muy bien porque cultivaban mucho lo de cantar. Pero, a medida que fueron pasando los unos, me di cuenta de que la visión que tenían de la realidad y de las personas no coincidían con la mía”. De pequeño cantaba a los amigos de sus padres “Torito bravo”, de Jorge Negrete, y “Granada”, de Agustín Lara, con las  que se sacaba unas propinillas. En plena dictadura aprovechaba las tardes para jugar con sus amigos en la placeta del Cercado Bajo de la Cartuja, al lado de una de las carreteras de entrada a la ciudad, donde los pequeños se quedaban boquiabiertos viendo pasar los lujosos coches de los extranjeros. A los 15 años, tuvo que dejar el colegio debido a las necesidades económicas de su familia que le obligaron a ponerse a trabajar como dependiente de telas y de discos en unos grandes almacenes.

Mientras trabajaba empezó a tocar con un grupo con el que se presentó al concurso “Cenicienta 60”, de Radio Granada, donde interpretó la canción “You are my destiny” de Paul Anka con la que ganaron. A pesar de aquel logro continuo detrás del mostrador, pero un buen día conoció a un individuo que grababa maquetas y le propuso que le enviara algunas de sus canciones. Su padre había muerto hacia poco y, con el permiso materno, se trasladó a los 17 años a Madrid, la tierra prometida para todos los que querían dedicarse al espectáculo. En la capital paso serios apuros económicos, pero siguió los consejos de aquella persona y llevó su cinta a la discográfica Philips donde le dieron 3.000 pesetas (18 euros de ahora) por cuatro temas, entre ellos, su primer rock, “Pera madura”, del italiano Pino Donaggio. Bautizado como “Mike Ríos, el rey del twist” porque en aquella época se estaba poniendo de moda este baile, debutó en 1963 en las matinales del Circo Price en unas galas de música juvenil junto a “Los relámpagos” y “Los extraños”. A partir de 1965, ya fue conocido como Miguel Ríos. Al año siguiente, firmó un contrato con Sonoplay y, en 1968, con Hispavox, para la que grabó dos temas que se han convertido en clásicos de la música española: “El río” y “Vuelvo a Granada”.

Pero, sin duda alguna, el éxito más importante de toda su carrera fue el “Himno de la alegría”, una adaptación al pop del cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven efectuada por el compositor Waldo de los Ríos. Llegó a vender más de siete millones de discos en el mundo -un millón trescientos mil sólo en Alemania- y la canción ocupó el número uno en países tan dispares como Suiza, Portugal, Malasia, Israel o Nueva Zelanda. No tardaron en llegar los discos de oro y otros prestigiosos galardones, como el León de Oro, de Radio Luxemburgo. Aquel gran éxito hizo que publicara su primer elepé, “Mira hacia ti” (1969), al que siguieron “Despierta” (1970) y “Unidos” (1971), así como la gira “Miguel Ríos en directo: “Conciertos de rock y amor”, que supuso el origen en España de este tipo de macro eventos con gran infraestructura. Rebelde e inconformista, en 1972 pasó 27 días en la cárcel de Carabanchel por fumar porros y, pasado el tiempo, aún no ha podido borrar  de su memoria aquella terrible experiencia. “Lo pasé mal porque la cárcel es uno de los peores inventos del ser humano. No arregla nada, es una universidad del delito, donde la genio puede planear cosas a sus anchas y la labor de reinserción es nula. Pasas por la prisión y te queda un estigma... Allí dentro vi mucha miseria y, en muchos casos, grandes injusticias”, explicó en una ocasión sobre esa experiencia.

En lo personal, Miguel siempre ha sido un hombre discreto y poco dado a las habladurías. Jamás ha protagonizado ningún escándalo y siempre ha llevado una vida muy normal disfrutando de sus éxitos junto a sus seres queridos. Su primer gran amor fue Margaret Watty, una figurinista inglesa de la que se separó a finales de los 80 y con la que tuvo a su única hija, Lúa, nacida en 1979 y que en la actualidad es la vocalista y guitarrista del grupo “We are Balboa”, “Siempre he intentado ser un buen padre y siempre digo que cuando tienes hijos firmas un contrato que dice: “Durante todos los días de mi vida, durante las 24 horas, estaré al servicio de la vida que he creado"“, comentaba.

Asegura que es un gran fan del grupo de su hija, “pero ella jamás querría cantar conmigo porque es una “putada” ser hija de un tío conocido. No lo tiene fácil, pero tiene talento y  se buscan la vida para cantar por “baretos” o en concursos de diferentes países”. Las dos mujeres de su vida fueron testigos de su evolución y de su éxito, especialmente, cuando editó la gran joya del rock ibérico de los 80, “Rock and Ríos”, en 1982, del que se vendieron 400.000 copias y que se convirtió en la antesala de una gira multitudinaria.

 Ese mismo año también grabó una de sus canciones más conocidas: “Bienvenidos”. En 1987, dio el salto a la televisión para presentar “¡Qué noche la de aquel año!” en la que se hacía un repaso sobre la historia de la música pop- rock española y que obtuvo un premio Ondas. Ese mismo año, su patria chica le concedió la Medalla de Oro de la Ciudad de Granada. En 1993, el rey Juan Carlos le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, convirtiéndose en el primer rockero que la conseguía.
Al año siguiente, participó en la gira “Mucho más que dos” junto a Ana Belén, Victor Manuel, Serrat, Antonio Flores y Sabina y, en 1996, tras cinco anos sin editar un nuevo trabajo, publico “Como si fuera la primera vez” y se apuntó a la gira “El gusto es nuestro” de Serrat, Ana Belén y Victor Manuel, que se convirtió en la más multitudinaria y exitosa de todas las realizadas en España. Considerado el rey del rock español, millonario y con una legión de fans digna del más grande, Miguel no ha perdido jamás un ápice de su bondad, su generosidad y su simpatía. “Mi madre me decía aquello de “es de bien nacido ser agradecido” y yo lo soy con todos aquellos que se cruzan conmigo y me conocen por mis discos. No entiendo a los currantes que van de divos por la vida y que se distancian del público”, admite con sinceridad. Sus amigos le definen como tolerante, valiente y humilde, colabora con diferentes organizaciones para ayudar a los más desfavorecidos y, cuando el tiempo libre se lo permite, lee o práctica ciclismo, ya que el futbol tuvo que dejarlo por una lesión. En el 1997, fundó su propio sello discográfico, “Rock & Ríos Records” para  editar sus discos y los de otros artistas. El primero fue el doble disco en directo de Big Band Ríos. En el 1999, el Ministerio de Trabajo le honró con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Desde hace bastantes años comparte su vida con Regina, una completa desconocida para el gran público porque Miguel siempre ha querido salvaguardar la parte más íntima de su vida. Es una mujer que le quiere, le comprende, le apoya y le ha aportado el equilibrio a una vida llena de excesos.
Sobre las relaciones de pareja afirma que “el amor no tiene edad, por eso se ama de la misma manera a los 20 que a los 50 y los 60. Sientes la misma necesidad de ternura, de complicidad y de madurar las cosas para no dar palos de ciego. La pareja es un gran invento cuando funciona y, si no es así, hay que reinventarla. El peor de todos los desequilibrios surge cuando vives con alguien a quien no puedes aguantar o que no te aguanta a ti”. En el 2001, publicó “Miguel Ríos y las estrellas del rock latino», por el que fue nominado a un Grammy Latino como mejor cantante rock del año. Saramago le entregó en el 2003 el Premio de Honor de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música por su trayectoria. Poco después se trasladó a vivir a Granada y, al año siguiente, con motivo de su 60 aniversario, editó el disco “60 mp3”. Cuando no está grabando le encanta compartir con su familia los placeres sencillos de la vida, como los potajes de lentejas caseros, “pescaito” de la costa o los buenos vinos andaluces. En el 2007, recibió el Ondas por toda su trayectoria, al “ser un referente en la historia del rock en España” y presentó durante 13 programas en Canal Sur el espacio “Buenas noches, bienvenidos”. Tras editar su último trabajo, que tituló “Sólo o en compañía” (2008), anunció el comienzo de su gira de despedida “Memorias de la carretera”, que hasta el 2011 le llevara por toda la geografía española y por Latinoamérica.

Hombre práctico y pragmático, asegura que “no voy a echar todo esto de menos porque he encontrado la alternativa de trabajar para otros. Además, no soy nostálgico, no suelo mirar hacia atrás y procuro disfrutar del presente. Cada vez que lo pienso me siento tremendamente orgulloso de lo que he hecho y de haber podido vivir de lo que realmente me ha gustado. Mi música es mi mejor herencia y siento auténtico placer cuando la gente disfruta”. A pesar de transformarse en un león sobre el escenario, Miguel es un hombre sensible y solidario que siempre piensa en los más indefensos. De ahí que haya creado la 0NG “Solidarirock” con la que se plantea ayudar a aquellos que no tienen voz y encauzar todos los proyectos que le piden organizaciones sin ánimo de lucro, como Médicos Sin Fronteras.

VÍDEOS DE Miguel Ríos
A continuación podemos ver un vídeo de Miguel Ríos :





Fotos de Miguel Ríos:



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