Olivia de Havilland

Olivia de HavillandOlivia Mary de Havilland nació el 1 de julio de 1916 en Tokio (Japón). Fue la primogénita del abogado inglés y aristócrata Walter August de Havilland y la actriz norteamericana Lillian Ruse.

Al año siguiente nació la segunda y última hija del matrimonio, Jean de Beauvoir, que años más tarde sería la actriz Joan Fontaine. En 1919, el médico aconsejó que las niñas, a las que no sentaba nada bien el clima de la capital japonesa, visitasen a un médico en EEUU. Instaladas madre e hijas en Saratoga (California), la mejoría física fue notable. Las cosas fueron muy bien hasta que el padre envió un telegrama a su mujer diciéndole que le pedía el divorcio para casarse con su sirvienta. La mujer accedió y, al poco tiempo, también ella volvió a casarse con George Fontaine, propietario de un almacén de suministros industriales.

Olivia tenia entonces 8 años y tanto ella como su hermana habían recibido una buena educación, que incluía clases de canto y declamación. Ambas hermanas se interesaron por la interpretación. Con 17 años, Olivia entró en un grupo de teatro aficionado y su actuación en “Alicia en el país de las maravillas” fue muy bien recibida. Aunque su padrastro se negaba a que fuera actriz, su firme empeño venció todas las dificultades y, en 1935, debutó en el cine de la mano del director Max Reinharth en “El sueño de una noche de verano”. Inmediatamente, la Warner Bross la contrató para rodar “El capitán Blood” (1935), emparejándola con el atractivo Errol Flynn bajo la dirección de Michael Curtiz. La fórmula funcionó tan bien que la pareja protagonizó nada menos que nueve películas, entre las que destacan “Robin de los bosques”, “La carga de la brigada ligera”, “Dodge City, ciudad sin ley”, “Camino de Santa Fe” o “Murieron con las botas puestas”. Unos años antes, cansada de encarnar siempre el mismo personaje, Olivia se presentó al casting para el papel de Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevó”, película que producía la Metro Golden Mayer. La rechazaron pero, días después, le ofrecieron el papel de la dulce Melania.

Tras conseguir que la Warner la cediera, aceptó un personaje que dejaría huella en su vida ya que, estrenada en Atlanta el 15 de diciembre de 1939, “Lo que el viento se llevó” se ha convertido en título mítico del Séptimo Arte. Fue nominada al Oscar a la Mejor Actriz Secundaria, galardón que finalmente ganaría Hattie McDaniel por su inolvidable criada negra Mammy en una película que consagró a los actores Vivien Leigh, Clark Gable y Leslie Howard.

A partir de ahí, Olivia luchó a brazo partido con la Warner para evitar que le dieran papeles sin importancia y conseguir librarse de su draconiano contrato. Cedida a la Paramount, volvieron a nominarla a la estatuilla como Mejor Actriz Protagonista por “Si no amaneciera” (1941), el mimo año en el que su hermana, Joan Fontaine, se llevó el galardón por su papel en “Sospecha”, de Alfred Hitchcock. Aquello consolidó la mala relación de las dos hermanas, que siempre se habían llevado como el perro y el gato y que, aún vivas las dos, no se hablan desde hace 70 años. Mientras litigaba con la Warner, su vida sentimental trascurría entre romances con el multimillonario Howard Hughes, el actor James Stewart y el director John Houston. Ninguna de estas relaciones llegó a buen puerto e hicieron mella en la joven actriz, que llegó a demandar a sus jefes de la Warner por los papeles insulsos que le ofrecían. La tensión fue tan fuerte que, en represalia, Olivia estuvo casi tres años sin trabajar. En 1946, se casó con el novelista Marcus Aurelius Goodrich y consiguió su primer Oscar como protagonista por “La vida intima de Julia Norris”. Dos años después, en 1948, volvió a ser nominada por “Nido de víboras”, que le valió una gran reconocimiento internacional, pero sería en 1949 cuando lo volvería a ganar por “La heredera”, de William Wyler. La felicidad por el premio se completó con el nacimiento ese año de su primer hijo, Benjamin. Pero el que parecía un idílico matrimonio se rompió en 1953 y ella volvió a retomar su relación con John Houston.

En la década de los 50 su trabajo se resintió y empezaron a escasear sus apariciones en pantalla, aunque destacan sus papeles en “Mi prima Raquel”, “No serás un extraño” o “La noche es mi enemiga”.

Poco después de romper con Houston, viajó a Francia para asistir al Festival de Cine de Cannes y se enamoró del periodista Pierre Galante, con el que se casó en 1955. Tras la boda, la pareja se instaló en Paris y un año después nació su hija, Gisele Baptistine. Alejada del bullicio de Hollywood y asentada en la capital gala, donde sigue residiendo en la actualidad, decidió dar prioridad al cuidado de sus dos hijos. Aficionada a la lectura y a la escritura, en 1962 publicó su primer libro, “Every Frenchman Has One” (Cada francés tiene uno), sobre las dificultades de una americana para adaptarse a la vida francesa. Combinó su escritura con apariciones en el cine como en “Luz en la ciudad” o “Canción de cuna para un cadáver”, en 1964, que hizo junto a su gran amiga Bette Davis. A partir de los 70, tal y como ocurriera con la gran mayoría de las viejas glorias del cine, Olivia cayó en el olvido salvo para colaborar en algunas películas de éxito como “Aeropuerto 77” o “El quinto mosquetero”, en 1979, y se refugio en la televisión, que se convirtió en cementerio de mitos vivientes.

Intervino en las mini series “Raíces: la nueva generación “, “El romance real de Carlos y Diana”, “Anastasia: el misterio de Anna” o “Norte y Sur parte II”, en 1986, y su último trabajo fue dos años después, con la telemovie “La mujer que él amó”, sobre la vida de los duques de Windsor.

Tras su divorcio de Pierre Galante, en el 79, se dijo que tuvo un romance con el primer ministro británico Edward Heath. Eso no fue impedimento para que ella siguiera siendo muy amiga de su ex marido. En 1991, sufrió la tragedia más grande de su vida al perder a su hijo Benjamin, víctima de un cáncer. Sin embargo, su gran fortaleza y fuerte vitalidad la salvaron de una gran depresión, así como el apoyo de su segundo marido y de su hija, que actualmente es periodista en Francia.

Fue tal la amistad que quedó entre la pareja que, cuando a Pierre le diagnosticaron un cáncer, canceló todos sus compromisos y lo cuidó hasta su muerte, en 1998. Al año siguiente, participó en el documental y fiesta del 60° aniversario de “Lo que el viento se llevó” y, en 2003, presentó uno de los Oscar del 75 aniversario de los premios de la Academia.

Esa fue la última vez que abandonó su cómodo retiro y se vio en público a la que la afilada columnista de prensa norteamericana Louella Parsons consideró como “una de las actrices más inteligentes, cultas y educadas de Hollywood”.

VÍDEOS DE Olivia de Havilland
A continuación podemos ver un vídeo de Olivia de Havilland :





Fotos de Olivia de Havilland:



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