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BIOGRAFÍA DE Ricardo Fornesa : Nacido en Barcelona en 1931, fue compañero de pupitre de Josep Vilarasau, el hombre que durante dos décadas dirigió con mano de hierro el ascenso de La Caixa a la cumbre del poder financiero español, y de quien ha acabado siendo finalmente sucesor. Licenciado en Derecho, Intendente Mercantil y Abogado del Estado, tras ejercer durante un breve período como Delegado de Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona, se incorporó a La Caixa como Secretario General en 1977. En 1990 y tras la fusión de Caja de Pensiones con Caja de Barcelona, fue nombrado Director General Adjunto Ejecutivo y número dos de La Caixa, cargo que ocupó hasta 1993. Pero ya antes, en 1979, había sido nombrado Presidente Ejecutivo de Aguas de Barcelona (Agbar), empresa a la que hizo remontar una crítica situación económica para convertirla en uno de los grandes monopolios del sector servicios, líder en España en distribución y tratamiento del agua, en asistencia sanitaria, en inspección de automoción y en recogida de residuos; para desde ahí transformarla en una de las principales multinacionales españolas, con negocios en un buen número de países de la UE y los más importantes de Iberoamérica. En 25 años, y bajo la dirección de Fornesa, Agbar multiplicó por 82 veces su cifra de negocios, mientras que los beneficios crecieron todavía más; desde unos modestos 400.000 euros anuales en 1980 (alrededor de 70 millones de las antiguas pesetas) hasta los actuales 133 millones de euros. Aunque hay quien dice que todo esto no hubiera sido posible si en la década de los 90 Fornesa no hubiera establecido una alianza estratégica con el capital francés, convirtiendo a la actual Suez-Lyonnaise des Eaux en uno de los accionistas de referencia de Agbar. Es de la mano de Suez-LE que se produce la internalización de la compañía catalana. Juntos invierten –o desinvierten– en Iberoamérica o en cualquier otro lugar del mundo, en una relación en la que, si bien Suez-LE no es el accionista mayoritario, sí establece las pautas y la dirección a seguir por Agbar. Según se afirma en los medios financieros, porque la conexión gala de La Caixa, más que en las participaciones cruzadas, se basa en la relación personal que desde hace tiempo Gérard Mestrallet, presidente de Suez-LE y vicepresidente de Agbar, mantiene con Fornesa. Éstas fueron las credenciales para que, tras la retirada forzada por la Generalitat de su predecesor, Fornesa fuera encumbrado a la presidencia de un grupo convertido en símbolo y referencia de una alta burguesía catalana a la que ha dotado de un poder financiero y una relevancia económica que, como afirma el propio Fornesa, “Cataluña ha buscado desde hace mucho tiempo”.
Reparto que, por otra parte, sólo se reclama “hacia arriba”, es decir, con la inclusión de la gran burguesía catalana en el “sancta santorum” del poder dominante en nuestro país: la oligarquía financiera y su Estado. Pero jamás “hacia abajo”. Pues precisamente la base material desde la que Fornesa puede pedir un nuevo reparto es la ingente riqueza que esta alta burguesía se ha apropiado del trabajo y el esfuerzo del pueblo catalán y del resto de españoles. Y ésa sí que no la reparte.
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